La colección Libro Andrómeda ha publicado un nuevo número con el título de Sistema binario (Libro Andrómeda, número 7. Diciembre, 2003). Entre los artículos publicados hay uno, “¿Qué es la Ciencia Ficción?”, de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez que intenta, una vez más, conseguir encontrar una definición, satisfactoria para todos, de eso que hemos convenido en llamar ciencia-ficción.
Vaya por delante mi recomendación de su lectura. No solo por el interés que, se supone, ha de tener para cualquier aficionado una reflexión sobre los elementos que forman parte de su tema preferido sino también porque el buen hacer de los autores convierte en un verdadero placer su lectura.
Quisiera, como forma de contribuir a su trabajo, señalar unas ideas que me ha sugerido. En primer lugar debo decir que, por más brillante que sea su argumentación, el objetivo propuesto, dar una definición de ciencia-ficción no me parece conseguido, posiblemente porque sea inalcanzable. Una definición, para ser buena, debe, a mi modo de entender (posiblemente basado en mi experiencia enseñando matemáticas) contener un mínimo de palabras para que pueda ser recordada fácilmente y nunca ha de ser una descripción enumerativa de lo que debe y no debe contener. Dos condiciones que no cumple la definición que los autores dan al final de su artículo: “La ciencia ficción es un género de narraciones imaginarias que no pueden darse en el mundo que conocemos, debido a una transformación del escenario narrativo, basado en una alteración de coordenadas científicas, espaciales, temporales, sociales o descriptivas, pero de tal modo que lo relatado es aceptable como especulación racional”. Definición que intenta resumir los tres factores clave, según los autores, que determinan qué es la ciencia-ficción.
Y, sin embargo, sigue siendo un buen artículo precisamente porque en su afán de describir que debe y que no debe tener una narración de ciencia-ficción, los autores repasan y analizan algunas de les obras más representativas y significativas del género.
Creo que uno de los problemas para encontrar una definición de ciencia-ficción es que con el tiempo se han sobrepasado ampliamente los límites del invento. Es obvio que en sus comienzos no podía hablarse de ciencia-ficción si el texto no contenía elementos científicos sobre los que apoyar y justificar el relato. El problema se produce cuando a) se confunden tecnología y ciencia y b) se amplían los temas con contenidos que, siendo disciplinas académicas rigurosas, no responden a lo que, tradicionalmente, conocíamos como ciencia.
Existe la creencia, entre no especialistas, de que algo no posible actualmente lo será en el futuro. Si la ciencia actual niega una posibilidad la niega ahora y para siempre. Pero esto es distinto a si la ciencia no se ha pronunciado aún sobre un tema o si la tecnología necesaria para construir una determinada máquina no es conocida todavía pero no se descarta que lo sea en el futuro. La Grecia clásica no sabía construir un barco de hierro pese a que Arquímedes había dejada clara esta posibilidad. Pero ni ahora ni dentro de un millón de años existirá una tecnología capaz de superar la velocidad de la luz.
A esto debemos añadir otro aspecto. La historia, la sociología, la lingüística, etc. son temas tratados de forma habitual en libros clasificados como de ciencia-ficción. No tienen nada de ciencia (excepto el hecho de situarlos en otro planeta o en otro tiempo) y, sin embargo, nadie presenta objeciones serias a esta clasificación. ¿Deberíamos encontrar un nombre distinto que nos permitiese clasificar o compartimentar de manera más precisa?
A menudo acabamos aceptando definiciones mucho más simples: una novela es de ciencia-ficción cuando ha sido publicada en una colección de ciencia-ficción. No nos detenemos a profundizar más. Por esta razón no se incluyen en este género las novelas de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera o El hombre duplicado, por citar sólo dos ejemplos, que son unas excelentes obras de ciencia-ficción. Como tampoco se incluye, no existía aú el término, Un yanqui en la corte del Rey Arturo de Mark Twain.
De hecho, la inclusión en un determinado género puede ser perjudicial para la obra aunque beneficiosa para el autor que empieza. Un primer libro de un autor desconocido será escasamente leído excepto si la editorial lanza una gran campaña de promoción. Si el libro, en cambio, es publicado en una colección especializada tiene asegurada su lectura por un número determinado de lectores que compran y leen todos los títulos de dicha colección sin importarles la calidad de los mismos. A esto debemos añadir que en muchísimas ocasiones una novela puede pertenecer a más de un género con lo que su clasificación se hace sumamente difícil. ¿El libro del día del Juicio Final, de Connie Willis, es una novela histórica o es una novela de ciencia-ficción?
En resumen, a la dificultad de situar exactamente una novela dentro del género que convenimos en llamar ciencia-ficción debemos añadir las ventajas y desventajas de hacerlo. Pero, en definitiva, ¿qué importa?. Lo que en realidad debe preocuparnos es si se trata o no de un buen libro. Si además resulta que lo consideramos de ciencia-ficción, pues mejor para aquellos a los que nos gusta.
© 2004 Toni Segarra
Toni Segarra ha trabajado como redactor en el semanario Treball en temas relacionados con la cultura popular: cine, novela negra, còmics, etc. Ha sido jefe de redacción de la revista Bang! dedicada al estudio del còmic. Es ingeniero industrial y actualmente trabaja en Mataró como profesor de matemáticas en un instituto de enseñanza secundaria. Fue uno de los artifices de la HispaCon de Mataró (1997), congreso anual de aficionados y profesionales españoles de la ciencia ficción, y también parte de la organización de las Trobades de Ciència-Ficció de Mataró
Amante incondicional de la ciencia ficción, incluso de algunas de sus múltiples prostituciones que intentan sin éxito ridículas combinaciones de géneros….Toni Segarra fue mi profesor de Matemáticas, de novela negra, y de ciencia ficción. Más de cuatro horas duró el visionado de 2001: A Space Odyssey porque cada tres minutos paraba para dar una explicación magistral de toda las ideas q la película plantea…Blade Runner o El planeta de los simios tampoco habrían significado lo mismo para mí sin esas explicaciones
Referente al artículo, situar novelas en géneros puristas como la ciencia ficción, puede ser complicado actualmente por la variedad de sub-géneros con los q puede venir mal o bien infusionada