He leído, con interés como siempre, el artículo de Joan Antoni Fernández «El cómic y la ciencia-ficción. ¿Existe esa mezcla?» (si lo desea, puede recordarlo pinchando aquí) y quisiera hacer un par de aportaciones al mismo.
La primera hace referencia al título que me ha sorprendido profundamente. ¿Por qué razón Joan Antoni pone en duda la posibilidad que existan cómics de ciencia-ficción? Es como si se preguntase la posibilidad de coexistencia entre el cine y la ciencia-ficción. Me parece que a estas alturas nadie puede dudar de ello. Entonces, si se formula esta pregunta, ¿con que objetivo se hace? Mucho me temo que el problema sigue siendo la falta de consideración o la desconfianza sobre las posibilidades del cómic como medio narrativo de carácter adulto. Pero, claro, si de las películas de ciencia-ficción nos quedamos solamente con las de “mata-marcianos” la conclusión seria parecida. Afortunadamente desde 2001: Una odisea del espacio e, incluso, de un par o tres películas anteriores aunque no tan conocidas por el gran público- una buena cantidad de filmes han logrado situar el cine de ciencia-ficción en la misma categoría de otros géneros -el cine negro, el western, etc.- cuya categoría intelectual nadie discute. Puede alegarse en contra de este argumento que la mayoría de películas “adultas” de ciencia-ficción tienen su origen en novelas de excelentes autores pero este es un argumento que podría aplicarse también al resto del cine de género.
He hablado ya otras veces de la tendencia al infantilismo que impera entre los productores de la industria de Hollywood y algo similar sucede con el cómic americano. En primer lugar su difusión, durante muchos años, por medio de tiras de prensa -sólo tres o cuatro viñetas por día- no ha favorecido la utilización de un lenguaje que, irónicamente, podríamos enunciar como de “oraciones de subjuntivo”. No puede plantearse una reflexión con un mínimo de profundidad que necesite una o dos semanas para ser completada. Añadamos además la tendencia casi paranoica a la acción del cómic americano. Un héroe que no corra, salte, de puñetazos, se eche repentinamente al suelo para evitar los efectos de una explosión, destroce coches en una trepidante carrera, dispare con todo tipo de armas cortas y largas, salte de un avión sin paracaídas o permanezca permanentemente joven por muchos años que pasen no es un héroe que se precie. Sólo el héroe tratado en clave de humor puede obviar alguno de estos problemas pero precisamente este héroe -Li’l Abner, es el ejemplo perfecto- es el menos conocido y apreciado por el gran público o, al menos, por los editores hispánicos que no se han molestado en ofrecérnoslo.
En Europa -y más concretamente en Francia y en Bélgica- la forma de publicación en revistas y álbumes posibilitó un tratamiento más detallado, un discurso más elaborado y una descripción de personajes, escenarios y ambientes mucho más trabajada. Por esta razón quisiera añadir a los cómics citados por Joan Antoni otros que, sin disminuir los méritos de los que él destaca en su artículo, merecen ser conocidos por los lectores amantes de la ciencia-ficción aunque para hacerlo tengan, en algún caso, hacer el esfuerzo de leerlos en francés. Concretamente, vale la pena conocer -por orden cronológico de aparición- AQUABLUE de Thierry Cailleteau (guión) y Olivier Vatine (dibujos); EL CICLO DE CYANN de François Bourgeon (G) y Claude Lacroix (D) y LES MONDES DE ALDEBARAN de Eduardo de Oliveira “Leo”. Puede leerse en castellano el número uno del primero, que apareció en 1988, si se tiene la paciencia necesaria para intentar encontrar el último ejemplar de la revista Gran Aventurero. Si lo hacen no dudo que buscaran, a la primera oportunidad que tengan, su continuación en francés.
AQUABLUE es un cómic con un interesante contenido político que plantea la disyuntiva de la explotación de un planeta para obtener recursos minerales de gran valor o el respeto a las formas de vida autóctonas que, aunque inteligentes, son consideradas inferiores a las de la Tierra. EL CICLO DE CYANN, sólo dos álbumes, puede leerse totalmente en castellano en la versión de Norma Editorial. Es difícil resumir una historia suficientemente complicada como para permitir que se haya publicado un tercer volumen sólo para explicar la fauna, la flora, la tecnología y la organización del planeta “ilO” (sic). La belleza de sus páginas y el interés de la trama justifican plenamente su compra. LES MONDES DE ALDEBARAN, narra la historia de la subsistencia de primera colonia humana establecida en el cuarto planeta de Aldebarán, cien años después del primer contacto y después de haber quedado incomunicada con la Tierra. A ello hay que añadir el omnipresente pero ignorado contacto con extraterrestres inteligentes con uno de ellos al menos compartiendo el planeta. La historia está dividida en dos ciclos de cinco álbumes cada uno -del segundo ciclo, BETELGEUSE, sólo se han publicado hasta hoy, cuatro- y plantea además los difíciles límites de la inteligencia. Cuando unos nuevos colonos llegan a Betelgeuse y encuentran unos seres sin tecnología visible pero con clara muestras de inteligencia se plantea el problema de si el planeta debe ser colonizado o abandonado. Preguntas que deberemos responder a la vuelta de la esquina.
Obviamente, el cómic de ciencia-ficción existe y tiene nivel. En todo caso la pregunta, a la vista de la responsabilidad de matar impunemente animales que pueden resultar inteligentes, debería ser ¿existe una relación entre las hamburguesas y la ciencia-ficción?
© 2004 Toni Segarra
Segarra trabajó como redactor en el semanario Treball en temas relacionados con la cultura popular: cine, novela negra, còmics, etc. y fué jefe de redacción de la revista Bang! dedicada al estudio del còmic. Es ingeniero industrial y actualmente está jubilado. Fue uno de los artifices de la HispaCon de Mataró (1997), congreso anual de aficionados y profesionales españoles de la ciencia ficción, y formó forma parte de la organización de las Trobades de Ciència-Ficció de Mataró