LA UTILIDAD DE ESCRIBIR, por Juan Carlos Planells

Se supone que uno escribe entre otras razones por placer, porque le gusta, porque le hace feliz y/o por expresarse. También para ganar dinero, pero es evidente que en el campo de la ciencia ficción ésta sería la última de las razones, si es que acaso valiese la pena de tomarla en consideración.

Escribir es algo que nos ha de dar satisfacciones y también a los demás, puesto que como queda claro no vivimos de ello. Que dé algún dinero, mucho, poco o casi nada, a algunos, es cosa aparte, se ha hablado bastante de ello siempre y no lo trataremos aquí. El que lo quiera hacer es libre de ello. Aquí sólo hablaré del placer que se supone nos ha de dar el escribir y de la satisfacción que reporta al escritor y al lector.

¿A qué viene esto?, es posible que alguien se pregunte. Bueno, viene a que desde hace un cierto tiempo vengo publicando breves relatos de un par de páginas o página y media, en una web que no es de ciencia ficción, aunque uno de los relatos tiene algunos elementos fantásticos, con seudónimo y una identidad falsa, y con un éxito y una acogida de los lectores realmente impresionante que me han sorprendido sobremanera.

Ello es especialmente gratificante por varias razones. En primer lugar porque la ciencia ficción no me ha dado ni una sola satisfacción y sí innumerables disgustos y malos humores. En segundo lugar, porque hay mucha mala leche subterránea en el mundo de la ciencia ficción, entre los presuntos «profesionales», tema tabú del que nadie se atreve a hablar. En tercer lugar porque existen ciertas actitudes de grupo, elitistas, capillistas, segragacionistas, aislacionistas y todo lo quese pueda imaginar, de lo cual nadie se atreve a hablar. No es que tenga el menor interés ese tema, eso vaya por delante. Pero en situaciones como éstas uno pierde ganas e interés en todo, y si lo recupera es merced a casos como éste, que gente que no te conoce ni sabe quién eres disfruta como enanos con lo que escribes y casi te monta un club de fans.

Naturalmente los peseteros (que los hay en nuestro campo de la ciencia ficción, por raro que pueda parecerle a alguien) dirán que esto es perder el tiempo y desprestigiarse (he sido acusado de esto varias veces en lo que va de 2005), pero tras esto pienso que lo importante es la obra y no el que la escribe, cosa que por cierto ya dije una vez en esa web donde cuelgo esos relatos con seudónimo, para cubrirme las espaldas.

Como además en las webs (ésta misma incluida) hay esa costumbre que a mí me parece rara y no sé acostumbrarme a ella, de dejar opiniones y comentarios (lo mismo sobre un artículo sesudo que sobre una foto del webmaster tomando el sol en la playa), leer las opiniones y comentarios sobre esos relatos es toda una inyección de moral, especialmente tras aguantar actitudes cínicas o presuntuosas, que le hacen dudar a uno de la validez o utilidad de lo que escribe. No porque uno se crea bueno, sino porque lo que trata de hacer es comunicar cosas –ideas, sentimientos– y aportar algo –alegría, felicidad, risas o reflexiones– al que lo lee.

Para más inri, en esa web encima casi soy algo parecido a lo que fue Heinlein en 1939 cuando empezó a escribir ciencia ficción: otros escritores que cuelgan allí sus relatos se inspiran en mis textos o temas, tratan de mejorar su estilo, de tomar ideas que yo he puesto antes para tratarlas a su manera, reconociendo en nota que se han inspirado en tal o cual relato mío, adoptándome como modelo a seguir.

Si escribir ha de aportar satisfacciones y ofrecer algo útil a los demás, mi seudónimo y mi identidad falsa en un mes me han aportado más que en un cuarto de siglo dedicándome a la ciencia ficción. Supongo que eso durará hasta que me canse, o se me acaben las ideas, pero en el momento de escribir esto mi ritmo es una media de 2 relatos cada 10 días, aproximadamente.

Otros han abandonado o casi descartado la ciencia ficción para ganar «pasta» o por desinterés o por lo que sea. Yo no lo abandono, porque yo escribo por ganas y sobre lo que se me ocurre, no para ganar «pasta». Ni siento desinterés, al menos como escritor, hacia él. Pero está claro que esta inesperada actitud es un vigorizante en contraste con otras actitudes. Y como dije antes, lo que importa es la obra, no la persona.

© Septiembre 2005 Juan Carlos Planells

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es jcplanells01.jpg Juan Carlos Planells nació en Barcelona en el año 1950 y murió en la misma ciudad en 2011 . Autor de las novelas de ciencia ficción El Enfrentamiento (Miraguano) y El corazón de Atenea (Espiral CF), fue uno de los principales estudiosos de la figura de Philip K. Dick. Publicó relatos y artículos en gran parte de las principales revistas del género en lengua castellana: Nueva Dimensión, BEM, Tránsito, Gigamesh, Opción, Cuasar, Artifex, Asimov Ciencia Ficción y BEM on Line. Finalista en dos ocasiones del premio Domingo Santos, publicó una interesante bitácora: Planells Fact & Fiction.

Acerca de Interface Grupo Editor

Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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