por Xavier Riesco Riquelme
En una ciudad innominada, pero fácilmente asimilable a una determinada gran urbe del SXIX, la señorita Temple (Celeste para sus amigos y unos cuantos enemigos íntimos) es una joven y rica heredera con propiedades en las Antillas a la que su prometido, un prometedor joven burócrata del Ministerio, acaba de dejar plantada. La señorita Temple, siendo de naturaleza más bien díscola, en vez de consolarse en tomar el té en buena compañía como hacen las damitas de alcurnia en las novelas de Jane Austen, decide investigar las actividades de su antiguo prometido para averiguar qué ha motivado tal cambio de parecer. Empecinada en llegar hasta al fondo del asunto, acudirá a una memorable velada de la alta sociedad en la que la disipación moral y sexual es sólo una tapadera de algo mucho más siniestro.
Por otro lado, el Cardenal Chang; que ni es clérigo ni chino, pero sí un asesino dotado de una cierta ética y sentido de la estética; acaba de sufrir un curioso revés en su último encargo: su víctima se ha muerto por su cuenta. Espoleado por la curiosidad, por las implicaciones amenazadoras de las palabras de sus empleadores y por un encuentro fortuito a altas horas de la noche con una jovencita ensangrentada, intentará dilucidar una misteriosa trama de alta sociedad (territorio vedado a alguien de clase tan baja como él), conspiraciones, conjuras y luchas por el poder.
Y en la oposición, otra serie de personajes igualmente memorables, como la sensual y mortífera condesa Rosamonde, como esa impagable combinación de Gustav Klimt y conde Fosco que es el conde D’Orkancz (alquimista, artista, sensualista y pervertido de tomo y lomo) o como el brutal Xonck, aparte de una galería de villanos secundarios capaces de nutrir varias decenas de novelas menos ambiciosas que esta.
La manera más peregrina que se me ocurre de definir este libro es que sería algo así como Los Tres Impostores de Arthur Machen contra la Iglesia de la Cienciología. Los Libros de Cristal de los Devoradores de Sueños es simplemente una delicia de lectura, uno de esos libros que nos recuerdan en qué consiste el placer de leer por leer. Es un folletín rocambolesco de aventuras que usa con astucia y genialidad todos los trucos del género: la agnición y la ausencia de agnición, las tramas separadas que se cruzan y separan, la vuelta de tuerca, las revelaciones de último momento, las alianzas momentáneas entre enemigos jurados y los duelos de ingenio desesperados. Aparte de eso, Los Libros de Cristal de los Devoradores de Sueños es también es una novela steampunk con todas las de la ley, una fantasía racionalista oscura, un culebrón gótico y un experimento decadentista que aturde, atrapa y emociona.
Vamos, una lectura absorbente y más que satisfactoria.
(c) 2008 Xavier Riesco Riquelme
Los Libros de Cristal de los devoradores de sueños, de Gordon Dahlquist. EDHASA, col. Marlow. Barcelona, marzo de 2008. Traducción de Patricia Antón de Vez. ISBN. 978-84-350-9505-1. 896 páginas, 36,50 euros.
Texto de la contraportada
Los libros de cristal de los devoradores de sueños es una extraordinaria mezcla de novela gótica, ucronía, folletín de aventuras y relato fantástico. Al publicarse en Estados Unidos saltó inmediatamente a las listas de los libros más vendidos y se está convirtiendo en un éxito en más de 30 países.Esta novela empieza con una carta: la que recibe Celeste Temple de su prometido, Roger Bascombe, rompiendo el compromiso de boda sin más explicaciones. Celeste es joven, pero audaz, y provista de una capa y unos anteojos se lanza a espiar a su ex novio. En su persecución acabará en una mansión en el campo, entre antifaces, sexo, extrañas luces y mecanismos y, tal vez, una conspiración. Allí Celeste está a punto de perder su virginidad e incluso su vida.Tan testaruda como valiente, la joven se aliará con otros dos héroes inesperados: el «cardenal» Chang, un asesino de gran corazón aficionado a la poesía, y el doctor Svenson, al servicio de un príncipe alemán. En el bando de los villanos aparecerán aristócratas perversos, militares ingleses, prostitutas asesinadas, soldados alemanes, viajes en zepelín y, por supuesto, libros.Porque esta historia va de libros. Y de libros que encierran un gran peligro…