por Joan Manel Ortiz
Uno cree saber a qué se enfrenta cuando inicia la lectura de uno de los libros de Eduardo Gallego y Guillem Sànchez, pero no siempre resulta así. En esta ocasión nos proponen una novela de aventuras que transcurre en un mundo muy parecido, parecidísimo diría yo, al de la Roma Imperial que todos conocemos por los libros de Historia y el cine, donde el elemento fantástico está muy poco presente (si no consideramos fantástica la Iliada de Homero, donde los dioses interferían en la vida cotidiana de los mortales y jugaban con ellos), al menos como suele estarlo. Pero vayamos por partes.
Sombras de honor gira en torno a tres personajes (ampliables luego a cuatro, pero eso no viene al caso ahora): Julio Marco Flavio, un joven legionario del ejército coriano que regresa a su patria tras su servicio militar en ultramar para encontrarse con la sorpresa de que su familia, una de las más influyentes y antiguas de Coria, ha caído en desgracia al haber traicionado su padre al emperador. El segundo personaje es Héctor, un joven y alocado muchacho a quien su familia ha puesto de agregado de la embajada de Hélia en Coria para quitárselo de encima. Espadachín, bravucón y pendenciero, sus duelos se cuentan por los cadáveres que va dejando a su paso. Y el tercero en discordia es Tito Valerio, maestro envenenador y cocinero, bueno, más lo segundo que lo primero, con muy mala reputación entre los suyos.
La novela, desde mi punto de vista, la podríamos dividir en tres partes.
La primera es la de presentación del escenario y de los personajes. Los dos muchachos jóvenes tienen muchos pájaros en la cabeza y un nulo concepto de la responsabilidad y el esfuerzo, algo que hace que te caigan mal de entrada. Esta parte está escrita en el estilo desenfadado y divertido que caracteriza a los autores y que se ha convertido, en cierta forma, en su marca de fábrica. Alternando el humor con la aventura, las páginas se leen a buen ritmo y divierten. Pero, de pronto, cuando nuestros héroes inician el regreso a casa tras realizar algunos descubrimientos terribles, el tono del libro cambia, convirtiéndose en más comedido, más serio, como si, de pronto, hubieran decidido escribir no una novela juvenil (que era lo que parecía antes) sino un libro de narrativa histórica tan de moda últimamente. No dejan de haber pequeñas bromas, pequeños guiños al lector, pero se confiere a los personajes una profundidad y se nos muestra como van cambiando a medida que transcurre la historia y maduran. La narración está llena de matices, los escenarios son detalladamente explicados y se crean unas expectativas muy sugerentes a medida que se van acercando a casa. Y el punto culminante de todo ello es cuando, tras su regreso e informar al Emperador del peligro que se avecina, los ejércitos de Coria y Hélia se tienen que enfrentar al ejército bárbaro que viene a conquistar los viejos imperios del Sur.
Y ahí, al acabar esta segunda parte, se estropea el invento. Como si los autores hubieran decidido que se estaban poniendo demasiado trascendentes, se empeñan de repente en que todo tiene que acabar bien y se nos lanzan a una alocada carrera de reconducir la historia para conseguir que todos (los buenos) coman perdices y sean felices por siempre jamás desgraciando lo que, hasta ese momento, era una brillante novela de aventuras. No consigo entender por qué lo hicieron, la verdad (un poco de dramatismo hubiera ayudado mucho más al texto que esta infantil solución). Pienso que era totalmente innecesario y la incredulidad que consigue provocar al lector a medida que se acerca al final del libro hace que este no pueda tomarse ya la novela en serio, volviendo a convertirse en una novela juvenil. A ver si se me entiende: no me parece mal que alguno de los protagonistas acabe consiguiendo un happy endDeus ex Machina final es, a todas luces, exagerado. La victoria absoluta, la redención, la salvación del emperador (otra casualidad, oiga) y hasta la chica que, mire usted por donde, aparece al final. Venga ya… (lo del pobre Julio con su padre, por ejemplo), pero ese
Refiriéndome al desarrollo argumental en general, creo que el haber añadido algunas tramas secundarias hubiera ayudado a dar un poco más de cuerpo al libro. Este desarrollo argumental lineal casi de principio a fin se revela un tanto demasiado simple aunque, evidentemente, facilita mucho su lectura y su comprensión.
Pero no voy a dejar por eso de recomendarle su lectura, amigo lector, aunque sí le prevengo sobre este final, entiendo yo, contra-natura. Nos hallamos ante una buena novela de aventuras que nos demuestra, una vez más, que Eduardo Gallego y Guillem Sànchez son dos competentes escritores de novelas de acción que, en esta ocasión, como decía hace algunas semanas Abel López comentando este mismo libro, hacen que los protagonistas «no usan fusiles de rayos y bombas de mano, sino espadas y flechas» y que, sencillamente, no han estado demasiado inspirados en la conclusión de la historia.
Ya para finalizar me gustaría señalar que los mapas que se nos ofrecen al comienzo del libro y que supuestamente debieran servir para orientar al lector en el mundo de los autores, están muy oscuros y, en algunas partes, son casi ilegibles. Supongo que el motivo es que las ilustraciones originales serían en color y al reproducirlas en blanco y negro y no tramarlas bien, los grises se han acabado empastando, provocando ese efecto. Eso, y algunas erratillas en la maquetación (puntos y aparte que se convierten en seguidos y otras tonterías) deslucen un poco la edición de Equipo Sirius.
(c) 2008 Joan Manel Ortiz
Sombras de honor, de Eduardo Gallego y Guillem Sànchez. Ediciones Equipo Sirius, col. Transversal. Madrid, mayo de 2008. Portada de Felipe Frías. ISBN. 978-8496-55429. 320 páginas,
Texto de la contraportada
El cosmos es un lugar ordenado y fiable, y debería seguir siéndolo hasta el fin de los tiempos. Las legiones del Imperio imponen la paz tanto en casa como en Ultramar, se mantienen buenas relaciones con los países aliados, y en el lejano Norte los bárbaros pagan sus tributos y se dedican a sus asuntos.
La Humanidad vive en el mejor de los mundos posibles, regido por las inmutables leyes de la Filosofía Natural.
Sin embargo, cada vez hay más indicios de que algo nefasto acecha: el advenimiento del Mal, precedido por el retorno de la Gran Magia, que arrasará la civilización.
La Humanidad vive en el mejor de los mundos posibles, regido por las inmutables leyes de la Filosofía Natural.
Sin embargo, cada vez hay más indicios de que algo nefasto acecha: el advenimiento del Mal, precedido por el retorno de la Gran Magia, que arrasará la civilización.