per Toni Segarra
Cada vez, con mayor frecuencia, los límites de lo que entendemos por ciencia ficción resultan más imprecisos y ambiguos.
La típica ciencia ficción de los años dorados, con sus naves espaciales, sus alienígenas belicosos y sus civilizaciones galácticas, prácticamente ha desaparecido para dar paso a narraciones más complejas a las que es casi imposible atribuirles una adscripción única de género. El libro del día del juicio final de Connie Willis ¿es una novela de ciencia-ficción o una novela histórica? Minority Report dePhilip K. Dick ¿es una historia corta de ciencia-ficción o policíaca? Obviamente, las dos cosas. De hecho esta mezcla de géneros que ahora está de moda es mucho más antigua de lo que parece. Minority Report, por ejemplo, fue escrita en 1956 y The Caves of Steel (Las bóvedas de acero) de Isaac Asimov, la primera de la serie en la que un humano y un robot investigan conjuntamente diversos asesinatos, fue publicada en 1953.
Este es el caso de la novela que comentamos con la diferencia que Roland C. Wagner no es Isaac Asimov. Wagner pertenece a una generación que culturalmente ha bebido en otras fuentes y esto se nota, porque el autor así lo desea, de manera constante en el texto. Empezando por el subtítulo, referencia explícita a Los Misterios de París folletín decimonónico escrito por Eugene Sueen 1845 con la intención de describir los bajos fondos de aquella ciudad. El problema es que puede suceder que en lugar de describir la miseria moral y material a veces dominan la truculencia y los esquematismos. La admiración de Wagner por este tipo de literatura es manifiesta y eso le hace adoptar una narración a veces excesivamente simplista.
Digamos, antes de proseguir, que el nudo de la novela es la investigación del típico asesinato en un cuarto cerrado. Un tema que la novela policíaca ha tratado innumerables veces desde que Edgar Alan Poe lo planteó por vez primera, en 1841, en «El asesinato de la calle Morgue» utilizando un asesino poco convencional. Pero quién le dotó de los atributos habituales en el género fue Gaston Leroux en su popular novela El misterio del cuarto amarillo.
Pero, claro, una cosa es entrar y salir de un cuarto cerrado a comienzos del siglo XX con una tecnología incipiente y otra muy distinta es hacerles creer a los lectores que han crecido con Star Trek y su famoso transportador que nadie puede hacerlo. Pero si esta es la aportación de la ciencia ficción, me parece una aportación muy pobre. Existe un episodio de Expediente X en el que el asesino que entra y sale cuando le apetece es un mutante que tiene ese poder. Analizada desde esta perspectiva la novela no es absolutamente previsible.
Pero eso preocupa poco a su autor cuya pretensión es la de poner de manifiesto que en muchos aspectos el comportamiento humano sigue siendo igual que el de centenares de años atrás. Y utiliza para demostrarlo un estilo irónico, con un humor sarcástico, lleno de referencia a una cultura popular mezcla del pensamiento hippie y la novela popular policíaca. Desde el nombre del protagonista, otro mutante con poderes, hasta las continuas referencias a Léo Mallet o Sam Spade.
La novela, publicada por primera vez en Francia en 1996, es la primera de un ciclo que lleva por nombre el que aparece en el libro como subtítulo. Si desde el punto de vista de la ciencia ficción, poca cosa aporta, no deja de ser una novela de agradable lectura que, probablemente, atraerá más a los lectores del género negro. Esperemos la aparición de los nuevos títulos para confirmar o rectificar esta opinión.
(c) 2009 Toni Segarra
La bala de la nada. Los futuros misterios de Paris, de Roland C. Wagner (2002). Ediciones por la Tangente. Calella de Palafrugell, septiembre de 2008. Traducción de Héctor Cesena. ISVN 978-84-934889-2-5. 167 pgs.
TEXTO DE LA CONTRAPORTADA
Se llama Templo Sagrado del Alba Radiante, pero pueden llamarle Tem.
Es un transparente. La gente no se fija en él y cuando lo hace se olvida, lo cual va bien para su oficio de detective, aunque le obliga a usar vistosas indumentarias cuando se trata de no pasar desapercibido.
En una época en que los crímenes prácticamente han desaparecido y la humanidad, dividida en tribus, vive en paz y armonía, Tem va a verse en la tesitura de investigar el asesinato de un físico en una habitación cerrada por dentro.
Ésta es una mezcla de novela negra, humor y ciencia ficción, donde un improbable detective se pasea por el París del futuro rodeado por personajes pasados de rosca y protegido por una impagable inteligencia artificial anarquista