THE WHEELS OF IF, de L. Sprague de Camp.

Las ruedas del si… giran en América

En la columna dedicada a la antología de AJEC , Historia alternativa, volumen I, nos ocupamos de «En las Tierras del Fondo», de Harry Turtledove, que en Estados Unidos está editado en un tomo con otras dos novelas cortas, una del mismo Turtledove y otra de De Camp.

La primera ucronía que llevó ese nombre fue la magna obra de Renouvier La utopía de la Historia tal como no fue, tal como hubiera podido ser, que contenía ya todos los elementos que caracterizarían al género. Luego hubo que aguardar cerca de un siglo para que L. Sprague De Camp escribiera las primeras ucronías modernas.

Thewheels-1Además de Que no desciendan las tinieblas escribió otras más breves, no traducidas, entre las que «Aristoteles and the Gun» funciona como un contrapunto sarcástico y pesimista a Lest Darkness Fall: un viajero del tiempo se desplaza a Macedonia desde un mundo alternativo medieval del siglo XX para entregar una pistola al tutor del niño que será Alejandro Magno. Y otra novela corta es The Wheels of If, que tanta mella hizo en Harry Turtledove que más de cuarenta años después volvió a ponerla de actualidad al escribir una continuación en el mismo universo y con los mismos personajes.

Las ruedas del si se inicia con la explicación pormenorizada de los puntos jumbares de que parte: que el rey Oswiu de Northumbria permaneció en la fe de la iglesia cristiana céltica tras el sínodo de Whitby del 664 y que los árabes del emir Abderramán no fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers, cerca de Tours, en el 732.

La novela propiamente dicha presenta a Alistar Park, un fiscal de distrito de nuestra Nueva York, que una mañana se despierta en otro continuum, convertido en el obispo Ib Skoglund. Se trata de un universo aparentemente avanzado y no muy diferente del nuestro, donde también se produjo la revolución industrial, que surgió en 1790, cuando el italiano Caravello inventó la máquina de vapor. América se llama como la decían los vikingos que la descubrieron, Skrelland, tierra de skrels o indios, y su mapa es distinto. El Bretwaldate de Vinlandia se extiende desde Georgia hasta Winnipeg, cubriendo nada más que los estados (unidos) del Este y una parte de los del Sur. El resto de Norteamérica está ocupado por poderosas naciones autóctonas, como Dakotia, Cheroquia o Aztequia.

La trama, que presenta a Park/Skoglund como un defensor de los derechos de los aborígenes, se hace eco de la opresión que sufren algunos de ellos en Vinlandia, hasta el punto de que en cualquier momento podría estallar una guerra civil. Cuando se inicia la acción, los vinlandeses luchan contra los dakotianos, lo que aprovecha la novela para hacer una buena descripción de los aspectos militares de la guerra, tácticas y armas peculiares. Plagada de ironías, una es que el ejército de Dakotia es más fiero que el de Vinlandia, a pesar de su pasado vikingo.

La conexión entre Inglaterra y Escandinavia se ha mantenido de forma ininterrumpida y pacífica: los daneses no saquearon los restos anglorromanos. Los reyes dinamarqueses de Inglaterra, como Gromm, el alternativo de nuestro Knut, se mantuvieron más tiempo en el poder y unificaron Escandinavia e Inglaterra. América fue descubierta por Ketil Ingifelsson en el 989 y se pobló por colonos nórdicos, ingleses e irlandeses. El Colón alternativo decía que el mundo era redondo, por lo que era motivo de chanzas de beodos en un universo que creía que la Tierra era plana.

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Los países más poderosos de la Europa occidental son Northumbria, nuestra Escocia, y el emirato de Córdoba, que se extiende sobre toda España y la mitad meridional de Francia. El emperador iconoclasta León de Bizancio, que en la realidad perdió los territorios bizantinos en Italia, se presenta aquí, en otra ironía, como el salvador del Sur de Europa, cuyas iglesias son ahora la musulmana y la cristiana oriental. El imperio bizantino tiene su centro en Anatolia y son los serbios quienes dominan los Balcanes, una ironía más, pues los reyes y príncipes de Serbia fueron el problema cotidiano de Bizancio.

A pesar de que en Vinlandia existe un sistema legal plenamente codificado, la justicia dista bastante de la que hoy tenemos. Los duelos de honor están reglamentados para dirimir cuestiones personales, como herencia de la rudeza vikinga.  Existe un parlamento, el Allthing, el «que se ocupa de todas las cosas», y dos partidos políticos, el rubí y el diamante:  éste es el más conservador y controla el Oeste y el Sur del país, además de Nueva Belfast, que es la Nueva York alternativa, gozando de gran predicamento entre los terratenientes rurales. Park/Skoglund es un miembro del ala liberal de este partido.

Detalles secundarios de ese mundo son las ropas, que al protagonista le recuerdan las de los bailarines rusos -ropas que retomaría años después Ward Moore en Lo que el tiempo se llevó-, así como los edificios decorados con motivos geométricos, al estilo de las antiguas casas vikingas, ahora aunado con la tradición americana local. Los automóviles son steamers que utilizan el vapor y las señales de tráfico son distintas de las nuestras: ¿servirían de inspiración para las señales de la  Pavana de Keith Roberts? Hay partidos de fútbol intercoloniales en los que pueden jugar Massachusetts contra Quebec, pongamos por caso.

Y dentro del «orden de diferencias», resta una que contribuye a darle aire ucrónico a la narración. El idioma que se habla en Vinlandia es un inglés medieval marcadamente anglosajón: es una de las primeras obras de ciencia ficción donde se experimenta con el lenguaje. A pesar de su origen vikingo, los vinlandeses, y con ellos los skrels, son delicados en el trato hablado y el español y el francés son «lenguas internacionales» en Vinlandia, traídas por emigrantes europeos.

El libro es una entretenida novela de aventuras y, para su mejor comprensión, hay que tener en cuenta que se escribió cuando se difundía un falso mapa vikingo de Vinlandia y algunos sostenían ideas marcadamente anglosajonas sobre el descubrimiento de América. De Camp aprovechó un tema puesto de actualidad para imaginar una fantasía histórica de perfiles verosímiles que enfatiza el papel anglosajón en la conquista del Nuevo Mundo.

Thewheels-3Su continuación, The Pugnacious Pacemaker (El pacificador belicoso) de Harry Turtledove, trilla las mismas sendas, aunque la narración se sitúa en el imperio inca de Tiwansuju, donde se adora a Patjakaamak, el dios Sol, y cuya integridad territorial está amenazada por la expansión del emirato árabe de Darl-el Harb, situado en nuestro Brasil. Park/Skoglund, representante de la Corte Internacional, se dirige a América del Sur precisamente para dirimir las diferencias fronterizas entre estos dos países.

Turtledove emplea el mismo lenguaje que De Camp, haciendo hincapié en el problema de las lenguas internacionales.

Es frecuente que sus novelas incidan sobre una balcanización de pueblos e idiomas: Vinlandia no posee una lengua única. Por su parte los incas, al igual que en la historia real, no conocen el lenguaje escrito, lo que es un punto clave en esta narración. Y como es de suponer, no existen sistemas numerales unificados, de modo que encontramos el romano entre los cristianos, el arábigo entre los islámicos y el kilpus entre los incas. Turtledove incide más que De Camp en la cuestión religiosa, que empieza siendo el origen del conflicto y terminará por ser su solución.

Thewheels-4La capital del imperio inca es Kuuscoo, Cuzco, donde hay extraños edificios de piedra, ajenos a la influencia europea. Sus límites territoriales se dirimen al sur de Venezuela -¿un guiño a Bolívar?-, sobre un gran río que hay que supone que es el Amazonas. El emperador Kapak parece provenir de la estirpe del Manco Capac que existió en nuestra historia. Los sacrificios humanos han desaparecido, pero la esclavitud persiste, al menos en el Islam. Cuentan con steamships o airwains, que parecen ser aviones comunes a todos los países. Las hojas de coca son el sustituto del té y del café y los burócratas, aunque carezcan de aire acondicionado, son los mismos que padecemos: para ellos no hay universo alternativo que valga.

Constituye en conjunto un libro entretenido sobre una América en la que los pueblos aborígenes tienen la palabra y donde la política sudamericana influye en la norteamericana.

Que los indígenas americanos fueran colonizados o no por los europeos es un tema que en los últimos años ha dado lugar a  variados relatos de historia alternativa. Otras ucronías interesantes son Inca, de la americana Suzanne Alles Blom, cuyo punto jumbar radica en que Pizarro llegó a un imperio inca que no estaba sumido en una guerra civil, y Aztec Century, del inglés Christopher Evans, donde Cortés fue derrotado, las enfermedades causaron estragos entre sus hombres y no al contrario, y los aztecas terminaron por cruzar el océano y conquistar Gran Bretaña.

En estas historias se dan respuestas claras a las denuncias de genocidios por parte de los europeos, ibéricos o no, en la conquista de América. ¿What if…, qué si los indios hubiesen sido los promotores de las democracias…? Volveremos sobre ambas novelas: Ahlmann les tiene tanto aprecio que ha escrito un fix-up que bebe en las fuentes de De Camp, Blom y Evans, transportadas a España.

© 2009 Augusto Uribe y Alfred Ahlmann

 

Moore, Ward. Turtledove, Harry.  Down in the Bottomlands, 1994; De Camp, L. Sprague. The Wheels of If, 1940; Turtledove, Harry. The Pugnacious Pacemaker, 1990; reediciones en Baen, Riverdale, 1999.

 

uribe01Augusto Uribe es doctor en una ingeniería, periodista y tiene otros estudios; ya jubilado, es presidente de una sociedad de estudios financieros. Ha ganado varios premios Ignotus y ha publicado en libros y revistas como el antiguo BEM o Nueva Dimensión, que lo tuvo por su primer colaborador.

 

 

 

alfredahlmann01Alfred Ahlmann, director de la misión arqueológica española en Turquía, es doctor en Historia, profesor universitario en España e imparte clases en algunas universidades extranjeras: domina varias lenguas. Además de numerosos trabajos profesionales, ha publicado también artículos del género.

 

 

 

Acerca de Interface Grupo Editor

Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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