EL IMPERIO DE BAFOMET. EL TEMPLE PRE-NAPOLEONICO QUE CONQUISTO EL MUNDO, por Pierre Barbet

«Si sólo hablásemos de los pájaros que cantan mejor», escribió Rabindranaz Tagore, «el bosque sería muy triste», así que dejaremos por una vez nuestras sesudas reseñas para presentar a uno de los pajarillos chicos del bosque de la ucronía, el que prestó voz para El imperio del Bafomet a Pierre Barbet. Fue éste el nom de plume de Claude Avice (1925-1995), doctor en farmacia, interesado en temas religiosos y peso pesado de Fleuve Noir. L’Empire du Baphomet se publicó en 1972 en Francia y en 1980 en España, pasando más bien desapercibido para el aficionado, que no prestó demasiada atención a estas traducciones de Fleuve Noir.

01baphometEs sabido que en 1118 el caballero francés Hugo de Payens, como llamamos a Hugues de Payn, creó en Jerusalén la Orden del Temple –templari milites, templari fratres-, cuyos miembros prestaban juramento de defender hasta la muerte los Santos Lugares y proteger a los peregrinos que a ellos acudían, tomando su nombre de haber hallado su primer acomodo en estancias vecinas al lugar en que se levantara el Templo de Salomón.

El hecho fundador de la novela, que dicen nuestros vecinos del Norte, es que la fundación tuvo una motivación desconocida. Cuando Hugo estaba cazando cerca de Troyes, se topó con un extraterrestre cuya nave había caído sobre la Tierra. Le ofreció oro a cambio de comida, pues no funcionaba su sintetizador de alimentos y sí su replicador de materia, y le expuso que podría conquistar un imperio con tal riqueza.

Al caballero le sedujo la idea y, para calmar su conciencia del pecado de codicia, imaginó que ese imperio podría ser el de Tierra Santa, que permanecería así para siempre en manos cristianas. El alienígena adivinó sus pensamientos y trazó para él un atractivo plan que arrancaba de la creación de una Orden de Caballería. Hugo lo aceptó y el trueque se llevó a cabo.

Casi dos siglos es lo que tardan sus consecuencias en hacer que la Historia real bascule hacia la alternativa. En 1275, el Gran Maestre de la Orden Guillermo de Beaujeu sale de San Juan de Acre con un reducido ejército y permite que las huestes del sultán de Egipto los cerquen en una colina. Entonces arrojan desde lo alto unas esferas metálicas de lo que llaman fuego griego, que volatilizan a aquéllos sobre los que caen, hacen saltar desmembrados por los aires a los más cercanos y abrasan a los más alejados: no son fuego griego, son granadas atómicas.

02pierrebarbetLa trama principal sigue a continuación un desarrollo lineal, pues no es sino la historia de la expedición de Guillermo narrada por el cronista oficial de la Orden. Con viveza de estilo y animadas figuraciones históricas, asistimos a la recreación de los templarios con sus capas y sus escudos blancos con una cruz escarlata, capaces de cargar sin vacilar contra un enemigo muy superior en número, con sus afiladas lanzas enristradas, sus escudos embrazados y los penachos de sus yelmos al viento, o de los hospitalarios de capas y escudos negros con la cruz blanca en el centro, así como de las rivalidades que los enfrentan en sus descansos. Nada muy distinto de cuanto podemos encontrar en las muchas historias que se han escrito sobre estos caballeros.

El extraterrestre es quien dirige las operaciones desde su astronave, inmovilizada en lo profundo de un estanque. Se comunica con Guillermo por medio de unos transmisores que para los demás son imágenes de un extraño ser, según la leyenda de que los templarios rendían culto a cabezas o efigies idolátricas llamadas bafomets, que tan caro les costó en su ruin juicio. El Gran Maestre transmite las órdenes como anuncios del arcángel San Gabriel de que deben llevar la fe verdadera a los pueblos de más allá y, en jornadas vivamente descritas, conquistan Bagdad, Basora y Mosul, de la que ya se utilizan sus aceites negros. La esposa del kan muerto es una bella princesa cristiana de la que se enamora el caballero Juan de Grailly -senescal del feudo de Gascuña y cruzado en aquellos años-, que al final acabará por casarse con ella: es el episodio romántico de la novela.

03molayEl cronista no se recata en contar como son muchos los que gozan a las complacientes esclavas, lo mismo que, cuando otras mujeres conocen que aquellos hombres tienen con qué pagar sus encantos, una ola de libertinaje se extiende por el lugar. Y, finalmente, cuando se detienen en despoblado y la falta de mujeres se vuelve insoportable, cuenta cómo aparece la sodomía -vicio que algunos han achacado a los templarios-, por más que el castigo llegue a la decapitación. Cuenta asimismo que aprenden a gustar de dátiles, pistachos y manzanas del Paraíso -naranjas-, antes de partir hacia Samarkanda y Kashgar, sufrir múltiples penalidades en la ascensión a la meseta de Pamir y la travesía del desierto de Gobi, y recibir una embajada de paz del emperador mongol de la China, encabezada por un cameo del «rector universitario» Marco Polo, que fue realmente embajador de Kubilai Kan: este recurso a hechos realmente acaecidos lo manejan los ucronistas para situar a los lectores en el contexto histórico que hubieran podido perder. Al fin arriban a Cambaluc, la actual Pekín o Beijing, derrotan al Kan de kanes y conquistan Catay en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que no en vano el lema de los templarios rezaba: Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomini Tuo da gloriam: No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu Nombre se dé gloria.

Paralelamente a esta trama se ha venido tejiendo otra. Apareció en Siria una segunda astronave con sus tripulantes muertos y el replicador de materia intacto, aunque dejó de ser operativo cuando se agotó su energía. Joubert, el mejor científico con que cuentan los templarios, consiguió volver a ponerlo en funcionamiento utilizando el «esperma mineral» que tomó de los transmisores bafomets, por lo que es ahora capaz de hacer réplicas de las granadas atómicas o de cualquier otra cosa.

Más aún, con la ayuda de expertos traductores turcomanos consigue descifrar los mensajes que lanza el extraterrestre a sus congéneres para que acudan a rescatarlo, ofreciéndoles el planeta entero. Guillermo, que creía que se aprovechaba de él para la propagación de la fe, se da cuenta de que es el Bafomet quien lo utiliza en su provecho: es un monstruo con cuerpo de renacuajo, tres cuernos en la frente y pequeñas alas en la espalda.

El cronista remata su crónica presentando a un protagonista que contempla pensativo aquel cielo en que nunca imaginó que hubiera otros mundos habitados, alumbrado por la débil luz de sus dos lunas. En un universo paralelo donde el sol sale por el Este y la Tierra posee un solo satélite, a pesar de su gran carisma y sentido estratégico, Guillermo de Beaujeu fue muerto en San Juan de Acre el 18 de mayo de 1275, poco antes de que la ciudad cayera en manos de sus enemigos y los cruzados abandonaran Palestina para siempre.

04croisadeLa novela es entretenida, no exenta de humor y fácil de leer, según el principio de su autor de que la ucronía no debe exigir del lector mayores conocimientos históricos. A quienes sí los tienen les deja el regusto amargo de que hubiera sido hermoso que el Temple no terminara de la forma cruel en que el rey de Francia acabó con él para no pagarle el mucho dinero que le debía, contando tristemente con la complicidad del Papa. (Mejor suerte corrieron sus compañeros de fatigas Hospitalarios, hoy la Soberana Orden de Malta).

Y, por encima de todo, es la ucronía de una Francia triunfante, de un Temple pre-napoleónico que conquista el mundo a la manera en que lo intentó Bonaparte. El autor volvería de hecho sobre el caro tema en la posterior trilogía Napoleones de Eridani en la que unos soldados del Emperador, secuestrados por extraterrestres, terminan por conquistar un imperio espacial. Y tampoco Poul Anderson transitó senderos distantes en La Gran Cruzada Estelar, que seguro que leyó Barbet.

La novela, en fin, contiene algunos anacronismos y ligeros errores. Entre los primeros, llamar robots en el siglo XIII a las efigies del Bafomet; entre lo segundos -¿de la versión española, quizás?- dar por muerto al Guillermo real tan pronto: fue ciertamente el 18 de mayo, mas no de 1275, sino de 1291. Y sería largo de considerar el tema de la prohibición del alcohol en el Islam, en cuyo Paraíso «corren arroyos de vino». Por lo que respecta a la traducción, contiene algún galicismo, alguno ya mencionado y otros como champignon por champiñón o loukoum, la delicia turca, que nosotros decimos lokum.

No es difícil crear una ucronía a partir de intervenciones de viajeros temporales o visitantes extraterrestres, aunque son recursos un tanto desacreditados, se prefiere que su origen se deba a causas «naturales». Por eso hemos dicho que se trata de una ucronía de género menor, aunque también éstas encierran su misterio, poseen su encanto y merecen su reseña.

L’Empire du Baphomet conoció una continuación en Croisade stellaire, en la que Joubert desarrolla toda una flota de astronaves siderales, duplicación de las caídas sobre la Tierra, y el gran Guillermo marcha con ellas a enfrentarse a los bafomets en sus propios mundos. Los Templarios en la galaxia ya no tienen nada de ucronía, son puras aventuras espaciales del género fantástico, con una naves blancas con la cruz escarlata que dan gloria in excelsis Deo, gloria a Dios en las alturas.

© 2009 Augusto Uribe y Alfred Ahlmann

 

Barbet, Pierre. El imperio del Bafomet (L’Empire du Baphomet, 1972), Nueva Situación, Madrid, Fleuve Noir Ciencia Ficción nº 8, 1980, no indica traductor, rúst., 222 pp.
Barbet, Pierre. Croisade stellaire, Fleuve Noir Anticipation, 1974, rúst., 218 pp.

 

 

uribeAugusto Uribe es doctor en una ingeniería, periodista y tiene otros estudios; ya jubilado, es presidente de una sociedad de estudios financieros. Ha ganado varios premios Ignotus y ha publicado en libros y revistas como el antiguo BEM o Nueva Dimensión, que lo tuvo por su primer colaborador.

 

 

 

alfredahlmannAlfred Ahlmann, director de la misión arqueológica española en Turquía, es doctor en Historia, profesor universitario en España e imparte clases en algunas universidades extranjeras: domina varias lenguas. Además de numerosos trabajos profesionales, ha publicado también artículos del género.

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Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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