por Joan Manel Ortiz
Terry Bisson es conocido en nuestro país, básicamente, por sus relatos, algunos de ellos recogidos en el excelente volumen publicado en la colección Runas hace un par de años, Cuando los osos descubrieron el fuego, pero nos resultaba, hasta el momento, desconocida su faceta de novelista. La conspiración alejandrina es un buen comienzo.
No se trata de un libro, podríamos llamar «normal» de ciencia ficción, sino más bien una lúcida reflexión sobre el arte y su mundo, enfocada hacia lo esperpéntico que hace esbozar más de una saludable carcajada (que ya está bien en los tiempos de crisis que corremos). Su argumento es bien simple: Hank Shapiro es un agente del gobierno que se dedica a “jubilar” obras de arte y a eliminarlas para hacer sitio en el mundo a otras nuevas. No es una broma: estamos en un futuro donde hay tal exceso de creación artística (¿¿??) que hay que ir destruyendo lo viejo para dejar sitio a lo nuevo. Pero, claro está, esta profesión no está exenta de riesgos y resulta mal pagada, pero le permite ir tirando y pagar las facturas, que es de lo que se trata.
La historia está preñada de escenas surrealistas que serían más encuadrables dentro del género de la fantasía que en el de la ciencia ficción, pero si uno no quiere romperse los cascos intentando comprender la lógica de lo que sucede y simplemente va devorando páginas, le encontrará bien pocos reparos a su lectura (bueno, yo por porner, pondría uno: el título. La conspiración alejandrina tiene más reminiscencias de El código DaVinci que de lo que va la novela en sí, así que más de uno puede sentirse defraudado si lo compra a la búsqueda de códigos secretos y misterios ocultos. Algo de eso hay, es cierto, pero nada comparable a lo que prometen esos libros que hoy por hoy son tan populares.
En líneas generales, la novela funciona aceptablemente bien y el lector disfrutará de una original y ácida narración donde muchos conceptos artísticos se verán cuestionados sin que lo parezca. Bisson sabe escribir con fluidez y la historia se desarrolla rápido llegando a su final de manera agradable y sin grandes pérdidas de ritmo.
Un libro que, sin llegar a ser un gran descubrimiento, sí que permite disfrutar de una agradable lectura de verano.
(c) 2009 Joan Manel Ortiz
La conspiración alejandrina, de Terry Bisson (The Pickup Artist; 2003). La Factoría de Ideas, col. Solaris Ficción nº 124. Madrid, mayo de 2009. Traducción de Juan José Llanos Collado. ISBN. 978-84-9800-4663. 320 páginas.
TEXTO DE LA CONTRAPORTADA
Hank Shapiro es un artista de la selección, un agente del gobierno que recaba las obras a las que les ha llegado el momento de la jubilación creativa ya que no hay bastante sitio en el mundo para todo el arte, de modo que las obras que exceden cierta antigüedad deben ser catalogadas, consignadas en los archivos y destruidas, allanando el camino para el arte nuevo. Es una profesión que entraña riesgos, y el salario es pésimo, pero paga las facturas. Después de todo, el arte de este año es mejor que el del año pasado, ¿verdad?