¿QUÉ SE ESCONDE TRAS LA AUTOEDICIÓN? por Santyago Moro

Recientemente, Domingo Santos lanzó al aire, en un estupendo artículo  sobre la situación actual de la Ciencia Ficción, el reto de que alguien explicase y analizase el novedoso, y al parecer creciente, fenómeno de la autoedición, y ¿qué mejor que el análisis de un autor editor?…

auto-001Autoedición, autor editor, autopublicación… Son palabras que se escuchan cada vez con más frecuencia, y a muchos lectores potenciales —también a simples curiosos— les surgen preguntas, y no pocas dudas, sobre una nueva forma de asomarse —tímidamente— al mundo editorial.

Hablamos de libros en papel, dejando a un lado, por centrarnos más que por descartar otras opciones, otras formas de difundir lo escrito, como son los libros en descarga y las publicaciones en blogs y páginas web más o menos visitadas.

Quizá, la mejor manera de comprender algo sea desgranar los aspectos que lo forman y conforman.

¿De cuántas maneras puede llegar lo escrito a plasmarse y ponerse a la venta?

Puede que no estén todos los que son, pero sí que son todos los que están, obviando, por supuesto, la publicación tradicional por parte de una editorial al uso, de todos bien conocida. Se presentan las posibilidades ordenadas por la implicación que precisa cada una del propio autor:

Editorial que se ofrece al autor para editar su obra, compartiendo un porcentaje o el total de los gastos: La editorial apuesta sobre seguro, ofreciendo incluso hacerse cargo de la corrección, maquetación y diseño de portada, pero haciendo que el autor pague dicha edición o parte de ella, aunque lo más habitual es que deba correr con todos los gastos. A cambio, le ofrece una tirada que va desde los cien hasta los mil ejemplares, colocando la obra en una tienda online (no suele distribuir a librerías) o, en muchos casos, limitándose a mandar los ejemplares pactados al autor.

Editorial que exige al autor que “coloque” una tirada inicial de 200 o 300 ejemplares, tras lo que se compromete a publicar una tirada más amplia con las condiciones tradicionales y ofreciendo entre un 8 y un 10% de beneficios por las ventas: Se trata de otra apuesta sobre seguro; si la obra es capaz de venderse con los recursos, habitualmente limitados, del autor, es que pueden arriesgarse a publicarla y distribuirla.

    • • Empresas de autopublicación: Las más conocidas serían Bubok y Lulu, y su funcionamiento es muy similar. No son editoriales, y el autor debe (en principio, pues complementan su oferta con paquetes de pago) hacerse cargo de maquetar y hacer la portada de su obra, utilizando las herramientas web de sus páginas para subir todo a su servidor, donde queda en formato digital hasta que se piden ejemplares. Estas empresas disponen de una red de imprentas más o menos extensa, de forma que, cuando alguien pide un ejemplar, éste se imprime bajo demanda, lo que repercute en tiempos de espera de hasta varias semanas. Disponen de una tienda online para el autor, en la que éste fija un precio igual o mayor al coste de producción, repartiéndose el exceso (beneficios) entre un 80% para el autor y un 20% para la empresa.
    • • Trato directo con la imprenta: En este caso, el autor debe ser completamente autosuficiente o contar con algún tipo de apoyo para dar forma a su obra (algunas imprentas cuentan con servicios de maquetación o diseño de portadas). Gracias al auge de las imprentas digitales, éstas pueden ofrecer precios muy competitivos para tiradas iniciales de 50 ejemplares o reimpresiones de prácticamente cualquier número de ejemplares: estamos hablando de aproximadamente 2,50 euros por ejemplar de 200 páginas en encuadernación cosida.

Sobre estas cuatro opciones principales, cada uno puede tener una opinión. Las dos primeras suponen un desembolso inicial importante y puede que liguen al autor por contrato en caso de que su obra tenga cierto éxito, no ofreciéndole a cambio absolutamente ninguna garantía de que su obra va a venderse ni promocionarse.

auto-002El uso de las empresas de autoedición parte con la ventaja de que el autor tiene el control total de su obra y no tiene que desembolsar nada; únicamente paga por los ejemplares (desde un solo ejemplar) que el mismo solicita. Por el contrario, a los largos plazos de entrega ya comentados se suman costes de envío elevados y precios de producción que rondan los 10 o hasta 12 euros por ejemplar, con una calidad que, aunque no se puede considerar mala, es inferior a la mencionada para el caso de tratar directamente con la imprenta.

El hecho de que el autor tenga el control de la obra y no suponga inversión alguna, puede ser una opción válida para empezar, comprobar si la obra puede llegar a gustar a un número reducido de lectores o, simplemente, sacar una docena de ejemplares para regalar a familiares y amigos. Sin embargo, por mucho que prometan estas empresas, una librería tradicional no va a solicitar los ejemplares en páginas de este tipo, debiendo distribuirlos uno mismo a precios poco o nada competitivos.

La última opción, la de tratar directamente con la imprenta, es la más osada, pero también la que permite al autor más margen para distribuir y hacer llegar su obra a más público, aunque exige, eso sí, un esfuerzo adicional, no sólo para entregar la obra lista para imprimir, sino también para promocionarse, crear una tienda online y distribuir ejemplares en diversos puntos de venta.

¿Por qué decide un autor publicarse él mismo? ¿No tienen calidad las obras?

No vamos a entrar en falsos tópicos: ni el de la obra maestra rechazada sin compasión por los editores ni el de la vulgaridad que no merecería verse impresa por ningún método.

auto-003Tampoco entraremos a valorar publicaciones muy reducidas, hechas expresamente para consumo propio y evitar que lo que uno ha escrito termine por perderse: hay quien publica para dejar un legado a los suyos o ver su escrito en papel, y es de lo más respetable, además de que este tipo de autores no suele intentar una venta fuera de su entorno.

Hay mil razones para llegar a tomar la decisión, y no pocas tienen que ver con una (comprensible) reticencia del mundo editorial por apostar por escritores anónimos, nacionales, de temáticas o estilos arriesgados… En este emergente proceso de la autoedición habrá obras que se han ofrecido a decenas de editores y otras que nunca han sido enviadas.

Series de varias novelas por las que es difícil que alguien apueste cuando se llevan escritas cuatro o cinco de ellas, géneros que no interesan (a la editorial) porque, aunque cuenten con el apoyo del público, se encuentran con suficiente número de títulos en el mercado… No todo son rechazos; el mundo de la autoedición no es (no siempre es) el contenedor en el que vienen a caer los proyectos frustrados o de pésima calidad, aunque, no nos engañemos; hay de todo, por supuesto.

Una editorial mediana no puede permitirse el lujo de sacar una tirada de 50 o 100 ejemplares, distribuirlos y esperar a ver si tiene la acogida suficiente como para ser más atrevida: el autor editor sí puede hacerlo.

¿Qué tenemos entonces? De todo, indudablemente, pero, también “de todo” en sentido positivo; no en vano, existen editores que siguen de cerca el desarrollo de los acontecimientos y han terminado por ofrecer al autor una edición tradicional de su obra.

Pistas que pueden ayudarnos a elegir

Antes de seguir, dejar claro que lo expuesto a continuación no tiene por qué ceñirse exactamente a la realidad en todos los casos, y se basa en la experiencia adquirida en varios años en el mundo de la autoedición.

En primer lugar, señalar que la imagen del autor pagado de sí mismo y que piensa que editores, mercado y público no saben apreciar lo que escribe, existe, aunque no es ni mucho menos el caso más frecuente.

Una forma de identificar este tipo de obras es echar un vistazo a su previsualización, presentación y portada: no es extraño que quien tiene una idea así de sí mismo piense que su obra no necesita de una presentación impecable, y la ofrece mal maquetada, con portada estándar o hasta plagada de faltas graves de ortografía. Es habitual escuchar frases del tipo: “para llegar al lector no hace falta que la obra tenga una presentación impecable”…

Una vez realizado este primer filtro, podemos aún encontrarnos con autores que piensan de esa manera (sin razón), pero, aconsejados o no por terceros, han cuidado la presentación. No son pocos los que no pueden evitar la tentación de colocar en la contraportada grandes fotos de sí mismos y utilizar rimbombantes frases del tipo: “La mejor obra de todos los tiempos” o “Nadie debería dejar de leer…”.

Pero también existen autores (mejores o peores, pero serios) que, además de preocuparse de contrastar la opinión de terceras personas, son conscientes de que su obra no tiene por qué ser perfecta, pero están satisfechos de ella y han recibido buenas opiniones de quienes la han leído fuera de su entorno más próximo. Estos autores miman la presentación de su obra y se preocupan de que llegue a los lectores sin estridencias ni frases rimbombantes que creen falsas expectativas o distraigan de aquello que pretenden transmitir o compartir.

¿Hay obras de impecable presentación y con apariencia prometedora que decepcionan? Por supuesto, pero… ¿No se corre el mismo riesgo con cualquier publicación, sea de una editorial o no?

Conclusión

Tan simplista y superficial supondría considerar que la autoedición es, en general, basura desechada por editoriales serias, como insistir en que todas las obras son diamantes en bruto que no han sido apreciadas por los codiciosos profesionales.

auto-004Quien se empeña en que una mala obra es en realidad una obra maestra, e intenta convencer al resto del mundo que quienes llevan el paso cambiado son los demás, tira enseguida la toalla y no resiste la presión y el trabajo que supone asomarse, aunque sea tímidamente, al mundo editorial y, lo que es más frecuente, no suele ser lo bastante paciente como para seguir insistiendo y buscando nuevas formas de promoción o distribución. Esas obras, pretenciosas u objetivamente deficientes, suelen quedar relegadas a la tienda online de las empresas de autoedición mencionadas con anterioridad; hay que convencerse de que una obra por la que se apuesta tanto como para invertir ingentes cantidades de tiempo, esfuerzo y no pocos disgustos no puede (no debe) considerarse a priori y sin más argumentos como una forma de alimentar el ego de un escritor mediocre. Hay buenas novelas; hay buenos escritores, que han apostado por una forma distinta de difundir sus obras.

No hay betsellers en este mundo; no puede haberlos, no porque el producto no merezca la pena, sino porque el autor editor es quien se encarga de todo el trabajo, y no podría distribuir él mismo decenas de miles de ejemplares, pero, ¿no tendrán algo interesante y cierta dosis de calidad aquellas novelas de las que se llegan a vender 300 o 400 ejemplares con las enormes limitaciones de promoción y distribución que tiene un particular? Con la irrupción de las imprentas digitales, no son pocas las editoriales pequeñas que, con más medios, apenas logran vender una tirada de 100 ejemplares.

Ni las cifras de ventas son garantía de calidad ni hay que etiquetar negativamente a la autoedición. Es una nueva opción, nada más. Quizá, haya que darle una oportunidad y juzgarla después de leer a alguno de estos pioneros que, no le quepa a nadie la menor duda, aman la literatura y se esfuerzan día a día por lograr un nuevo lector al que hacer soñar.

(c) Santyago Moro 2009

 

santyagomoro001Santyago Moro publica su primera novela en la editorial Silente (2005), habiendo publicado en esta editorial seis novelas en solitario y colaborado en otras tres. Como autor-editor, ha publicado dos novelas independientes de ciencia ficción, una de corte fantástico y escribe la saga Crónicas de la Federación, de la que ha publicado ya cinco títulos. En la actualidad, distribuye sus obras, además de en su propia tienda online, en la tienda Cyberdark.net y en la librería Miraguano, así como en librerías locales. Como ilustrador, ha colaborado, además de en las portadas de sus propias novelas, en algunas de la editorial Silente y en obras de otros autores-editores, siendo finalista en el año 2007 del premio Ignotus a la mejor ilustración, y al mejor tebeo en los años 2007 y 2008.

Acerca de Interface Grupo Editor

Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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