Alejandro Amenabar ha puesto de moda la histórica figura de de Hipatia (que vivió en Alejandria hacia finales del 300 y principios del 400), nada como la industria del cine para echar un cable y promocionar la literatura de la cual se alimenta. Hipatia ha sido tratada, gracias a ese empuje, en diversos libros de novela histórica, un subgénero que hoy por hoy, cosecha el favor del gran público y que hace que constantemente se estén publicando novedades. Considerada la primera matemática de la historia moderna, Hipatia fue hija de Teón, un gran astrónomo de la antiguedad, y pudo disfrutar de la mejor educación posible para una mujer en aquella época, algo normalmente reservado para los hijos varones. Su final, según la leyenda, fue consecuencia de una revuelta cristiana, que acabó con su vida por pagana. Era la época del emperador romano Teodosio, que abrazó la fé cristiana y que permitió que esa religión se infiltrara en todos los estamentos del estado hasta el lejano Egipto, considerado en aquel entonces uno de los graneros del Imperio Romano. La muerte de Hipatiaconlleva también el fin del esplendor de la fabulosa Biblioteca de Alejandría que se consumió bajo el pasto de las llamas.
Este personaje tan atractivo es sobre el que el madrileño Eduardo Vaquerizo basa todo el peso de La última noche de Hipatia, su última novela publicada (empezó a escribirla hace más de diez años), y en la que entremezcla dos géneros que, gracias a los viajes en el tiempo, siempre se han entendido muy bien, la ciencia ficción y la novela histórica. El resultado, como comento más adelante, funciona a la perfección, el escritor consigue evocar esa época en sus páginas, sumergiendo al lector en las turbulentas aguas de la consagración del cristianismo como religión oficial del estado y la abolición del paganismo en el imperio romano.
Los viajes por el tiempo son un subgénero dentro de la ciencia ficción, abarcando novelas tan tramposas, como la divertidísima Un yanky en la corte del Rey Arturo, de Samuel Clemmens, más conocido por su seudónimo Mark Twain, hasta la preocupación de un hombre frente al futuro como La Máquina del Tiempode Herbert George Wells o las descripciones de Bizancio de la mano de Robert Silverberg en Por el tiempo. Es precisamente una máquina del tiempo, la taucrono, la que permite a Marta, la viajera temporal, conocer a Hipatia y ese conocimiento la transformará radicalmente. Al leer La última noche de Hipatia, no se puede dejar de recordar aquella obra maestra de la ciencia ficción que es El libro del día del Juicio Final, de la norteamericana Connie Willis y observar un cierto paralelismo entre sus protagonistas, que se hallan sumergidas en un mundo que no es el suyo, que apenas entienden, y en el que deben luchar por sobrevivir.
No espere el lector sesudas descripciones sobre cómo funciona esa máquina del tiempo, de hecho el autor utiliza el viaje temporal como un recurso literario para enfrentar a un personaje contemporáneo con una sociedad extraña y fascinante, y así describirnos aquellos turbios años que conllevaron, de alguna forma, el fin de la ciencia frente al oscurantismo religioso.
La novela está escrita en primera persona, de principio a fin, y siempre desde una óptica intimista, introspectiva. Los personajes sobre los que recae el argumento están bien dibujados y, sobre todo, documentados y, contrariamente a lo que se pudiera pensar, Hipatia no gana protagonismo hasta bien entrada la mitad del libro. Orestes y Cirilo de Alejandria completan el cuarteto y permite a Vaquerizodimensionar el conflicto desde todos los puntos de vista. La narración, a veces, es un poco farragosa, se echa en falta algunos diálogos para agilizarla, pero sin llegar a perder el interés, el autor sabe imprimir un ritmo constante que nos impide dejar de leer. Los hechos se nos muestran fríamente y simpatizamos pronto con los personajes enfrentados al desastre. Para los que, como yo, no dominan la historia como para captar los posibles matices que el autor haya querido filtrar en su escrito, el desenlace final, aunque conocido, sorprende.
La edición de Alamut es muy correcta, como suelen serlo, con una portada sugestiva de Alejandro Colucci y un cuerpo de letra agradable que facilita la lectura.
Una buena novela de viajes temporales que nos permite conocer, con cierta profundidad, unos años oscuros que enfrentaron a dos maneras de ver y entender el mundo.
El volumen nos ofrece también el relato «Habítame y el que el tiempo me hiele», ambientado en el mismo universo y donde el autor aporta, algo confusamente, todo hay que decirlo, algunos datos significativos acerca de la Fundación Cronos. El lector, cuando lo lea, sabrá a qué me refiero.
© 2010 Joan Manel Ortiz para BEM on Line.
La última noche de Hipatia, de Eduardo Vaquerizo (2009). Ediciones Alamut. Madrid, septiembre de 2009. Ilustración cubierta, Alejandro Colucci. ISBN. 978-84-9889-030-3. 256 pgs, 18,95 euros.
TEXTO DE LA CONTRAPORTADA
Alejandría, siglo IV de nuestra era. La ciudad se ve sacudida por los vientos de la historia.
La tradición helenística de sabiduría y razón se encuentra amenazada por el nuevo poder de la Iglesia.
Hipatia, filósofa y matemática, amada por todos en la ciudad, es la responsable de la Biblioteca, último baluarte de la ciencia. Cuando un nuevo discípulo que dice venir de tierras lejanas se presenta ante ella, la inteligente Hipatia advierte enseguida que oculta un secreto. En efecto, se trata de alguien que ha recorrido los abismos del tiempo para encontrarla… y tal vez salvarla.
Eduardo Vaquerizo, autor de Danza de tinieblas, nos ofrece una trágica historia de amor enmarcada en los últimos días del mundo clásico, a las puertas de la larga oscuridad medieval, y un relato que desafía la imaginación sobre la última batalla de la razón contra el fanatismo.
Puede leer un Avance de la novela pinchando aquí