LA CIENCIA FICCION EN LA UNIVERDIDAD: MANO DE GALAXIA, de Gabriel Bermúdez

por Domingo Santos

Desde hace ya años, principalmente en Estados Unidos, pero también en otros países de los llamados «civilizados», la ciencia ficción ha entrado en las universidades. Y lo ha hecho por la puerta grande: se ofrecen cursos sobre ella, renombrados autores del género dan charlas y conferencias, se organizan talleres, encuentros y actos de lo más diverso.

La ciencia ficción vive en las aulas, a disposición de quien quiera adentrarse en ella. En España, hasta hace pocos años, en los ambientes universitarios la literatura se abordaba exclusivamente al nivel de «clásicos comentados»: Cervantes, Quevedo, Lope de Vega… Afortunadamente la cosa ha ido cambiando con el tiempo, y en la actualidad se incluyen también autores contemporáneos: algo hemos avanzado. Pero la ciencia ficción sigue estando ausente de nuestras universidades. Por eso es de agradecer —y de loar— que las Prensas Universitarias de Zaragoza publicaran a finales de 2008 una excelente novela de ciencia ficción, convenientemente comentada y anotada, como si de un Cervantes se tratara: Mano de galaxia, de Gabriel Bermúdez Castillo. BEM on Line se hizo eco en su momento de la noticia de esa aparición. Pero creo que, a más de un año vista de su salida al mercado, la obra, sus circunstancias, y el hecho de que se haya publicado donde se ha publicado, merecen dedicarle una atención un poco más detallada de la que se dio entonces. Así pues…

Gabriel Bermúdez Castillo es un «clásico» indiscutible e indiscutido dentro de la ciencia ficción española

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El autor

Gabriel Bermúdez Castillo es un «clásico» indiscutible e indiscutido dentro de la ciencia ficción española. Publicó su primera obra —El mundo Hókun— en 1971, y desde entonces no ha dejado de publicar, pausada pero regularmente. De entre toda su producción, mis preferencias se inclinan hacia las novelas Viaje a un planeta Wu-Wei y El señor de la rueda (sin contar esta obra maestra que es Mano de galaxia, de la que nos ocupamos aquí), y entre sus relatos mis preferidos son «La última lección sobre Cisneros» y «Cuestión de oportunidades». Aunque esto es sólo una apreciación personal, puesto que toda su obra posee un muy alto nivel de calidad, como lo demuestra el hecho de que buena parte de ella haya sido traducida a otros idiomas y reeditada en España, a veces en más de una ocasión. Pese a lo cual en su casi totalidad (excepto quizá su última novela, El país del pasado) se halla agotada e incluso descatalogada y pidiendo a gritos una reedición: hoy por hoy sus libros sólo pueden encontrarse en el mercado de segunda mano, y muy raramente, puesto que es uno de los autores más solicitados.

La excelente y amplia introducción que hace Luis Ballabriga, el responsable directo de esta edición deMano de galaxia, en las primeras páginas de la obra, es una forma perfecta de adentrarse a fondo en la figura de Gabriel Bermúdez, por lo que aquí tan sólo esbozaré que, aunque nacido en Valencia —de familia aragonesa por parte paterna—, nuestro autor se trasladó con sus padres en 1936, cuando tan sólo tenía dos años, a Zaragoza, donde vivió hasta la década de los ochenta, y donde estudió derecho y profesorado mercantil al tiempo que establecía contactos con los ambientes literarios de la capital aragonesa. Ejerció de corredor de comercio en Calatayud y más tarde de notario en Zaragoza y luego en Almería.

En la actualidad, ya retirado de su profesión de notario, reside en Cartagena, donde se dedica a sus dos principales aficiones (es radioaficionado y patrón de yate), al tiempo que sigue escribiendo, pausada pero regularmente. Estableció sus primeros contactos con la literatura en general y con la ciencia ficción en particular en Zaragoza, y fue allí donde escribió sus primeras obras. Tras un inicio prometedor con El mundo Hókun, un volumen compuesto por cuatro espléndidos relatos, estalló gloriosamente en el panorama literario de la ciencia ficción con Viaje a un planeta Wu-Wei, considerada por muchos como una de las obras cumbre de la literatura española del género. Desde entonces ha seguido publicando regularmente hasta reunir más de diez obras (sin contar reediciones), que culminan con esta opus magna que es Mano de galaxia.

La obra

Las circunstancias —y los antecedentes— que rodean esta edición de Mano de galaxia creo que son dignas de un examen detallado. A finales de 1986 Gabriel Bermúdez envió a Ediciones Acervo —que había publicado Viaje a un planeta Wu-Wei— el original de Mano de galaxia, una extensa novela en dos partes, tituladas respectivamente Golconda y La galaxia. La directora literaria de Acervo, Ana Perales, esposa del propietario, tras leer el manuscrito, aceptó publicar la primera parte, pero no la segunda, y le pidió al autor que

«expurgara» el original de esa primera parte, demasiado larga según ella, hasta dejarla en unos 400 folios. Gabriel Bermúdez aceptó la imposición, y muy a su pesar se puso a manejar la tijera. Una vez podado el original y enviada la nueva versión, la editora le señaló que iba a hacer por su cuenta algunos retoques, bajo el criterio de que «el sexo y la violencia no están de moda»…, y con ello entró a saco en el texto. Se firmó el contrato, y el libro apareció a finales de 1987, fuertemente mutilado, con numerosas sustituciones de palabras —putas por rameras, por ejemplo, ya en el titular de la primera página, en un texto repleto de germanías— y eliminación de frases y párrafos enteros considerados «no ortodoxos». (Curiosamente, y como suele ocurrir con los correctores de estilo, puede observarse en toda la obra que esta utilización del lápiz rojo se va haciendo menos frecuente a medida que avanza el texto, como si le ganara el cansancio o el furor inicial se fuera apaciguando). ¿Por qué, cabe preguntarse, aceptó y firmó Gabriel Bermúdez para esa obra un contrato tan draconiano, que entre otras cosas establecía en una de sus cláusulas que «el editor tendrá derecho a efectuar los cambios que considere adecuados para beneficiar su venta siempre que éstos no afecten a más del 2% del texto de la misma»? En palabras del propio autor, simplemente porque de otro modo la novela no se habría publicado. Finalmente lo hizo (por aquel entonces yo ya no me ocupaba de la colección de Acervo, precisamente por discrepancias con Ana Perales sobre este y otros aspectos): un grueso volumen de 447 páginas en una época en la cual aún no se estilaban las novelas voluminosas, y ante el que sangró el corazón del autor al verificar los cambios que el editor había «considerado adecuados».

Gabriel Bermúdez se vio con las manos atadas para gestionar su publicación en otro lado, y no le quedó más remedio que tascar el freno y aguardar al vencimiento del contrato, ocho años, para poder volver a disponer de la obra

¿Y la segunda parte? Acervo siguió negándose en redondo a publicarla. Pero, aunque el contrato se había firmado sólo por Golconda, teniendo en cuenta que Mano de galaxia era en sí una obra unitaria, de la que La galaxia era sólo una segunda parte, Gabriel Bermúdez se vio con las manos atadas para gestionar su publicación en otro lado, y no le quedó más remedio que tascar el freno y aguardar al vencimiento del contrato, ocho años, para poder volver a disponer de la obra. Fue en aquel momento, en 1995, cuando la AEFCFT, la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, se interesó en hacer una edición electrónica de esa segunda parte, dentro de su proyecto eLIBRIS. El autor les cedió generosa y gratuitamente su autorización, y la aparición de esa segunda parte, llamada aún La galaxia, lo hizo exclusivamente en formato electrónico. Por desgracia, hay que señalar que la complejidad y la extensión del texto –que Gabriel Bermúdez había revisado cuidadosamente para esa edición–, además de las premuras de tiempo, hicieron que, pese a la buena voluntad de quienes trabajaron en el proyecto, el resultado final fuera un tanto deficiente y el texto estuviera plagado de errores.

Otra cosa de la que se lamenta Gabriel Bermúdez respecto a esa edición es la inclusión que se hizo de ella en las nominaciones a los premios Ignotus. La edición de la AEFCFT fue seleccionada para el premio, pero el sistema de votación de estas nominaciones (los socios eligen de unos listados preestablecidos sus obras preferidas y votan por ellas) hizo que, por el simple hecho de que muy pocos la habían leído en su formato electrónico, fuera poco votada, y por ello no ganó el premio. Nada que decir a eso, si no fuera porque las condiciones del premio Ignotus establecen taxativamente que una obra presentada al premio no puede volver a hacerlo aunque sea en una edición distinta, por lo que desde entonces y por ese motivo Mano de galaxia tiene excluida a perpetuidad la posibilidad de presentarse a él, y por supuesto de ganarlo. Golconda sigue aún —teóricamente al menos— en el fondo editorial de Acervo, aunque su contrato haya caducado hace tiempo. La galaxiano conoció ninguna otra edición aparte la electrónica de la AEFCFT. Y así siguieron las cosas hasta que llegó 2002.

La edición

En agosto de 2002 Luis Ballabriga se pone en contacto telefónico con Gabriel Bermúdez para pedirle unos datos a fin de hacer una entrada sobre él en la GEA, la Gran Enciclopedia Aragonesa. Se habla de Mano de galaxia, unas cosas conducen a otras, el autor remite a Ballabriga el texto convenientemente corregido de la obra, hay una comida entre Bermúdez, Ballabriga y Antonio Pérez Lasheras, director editorial de las PUZ, las Prensas Universitarias de Zaragoza, y se establece un acuerdo verbal para publicar la obra dentro de la colección Larumbe, Textos Aragoneses. En marzo de 2003 Gabriel Bermúdez acude a Zaragoza para dar una conferencia sobre ciencia ficción, y aprovecha la ocasión para firmar el contrato de edición de la obra, con una validez de cinco años. La edición se pone así en marcha. Pero la gestación es lenta. Luis Ballabriga desea hacer una edición digna de esa obra que ha sido tan maltratada. Pero eso requiere mucho tiempo y esfuerzo. Desde un principio la idea de Ballabriga es —sobre todo en su primera parte— no sólo restituir el texto original, sino dejar constancia escrita de las numerosas supresiones, modificaciones y mutilaciones sufridas unilateralmente por la obra a manos del editor. El método que al fin se decide emplear es el de la edición bicolor: texto en rojo para señalar todo lo alterado o suprimido en la edición de Acervo, y texto en negro para el resto: así el lector que quiera simplemente leer la novela puede hacerlo sin problemas, mientras que el lector curioso podrá ahondar en los cambios sufridos en su primera edición. También hay otro aspecto a señalar: Mano de galaxia, sobre todo en su primera parte, Golconda, abunda en numerosas expresiones en argot y, como edición anotada que se pretende que sea, es preciso señalarlas y documentarlas al lector, y eso requiere también tiempo y esfuerzo.

Las comunicaciones BallabrigaBermúdez se entrecruzan abundantemente, y el tiempo pasa. Y pasa. Así transcurren los cinco años de vigencia del contrato, y aunque la edición va avanzando, el trabajo es lento cuando se quiere que sea exhaustivo, y además hay que compaginarlo con las demás actividades del editor responsable, que no son pocas. Así que el libro sigue sin aparecer. Se firma una prórroga del contrato, se sigue trabajando en la edición, y por fin, en los últimos meses de 2008, aparece la ansiada obra, en dos volúmenes. Es todo un lujo. Con una presentación tan sobria como digna, con un magnífico retrato al óleo del autor como portada en ambos volúmenes, la edición nos ofrece un total de nada menos que 1431 páginas (sin contar las 100 páginas de la introducción, con numeración aparte), de las que 553 corresponden al primer tomo, Golconda (de ellas 24 de notas complementarias), las restantes 866 al segundo tomo, rebautizadoHaladriel, de las cuales 216 corresponden a notas complementarias de esa segunda parte, una exhaustiva bibliografía del autor, y un útil índice onomástico y de lugares geográficos que abarca toda la novela, obra del propio Gabriel Bermúdez, y que aparece aquí por primera vez.

Mano de galaxia es un fiel ejemplo, además de una denuncia, de lo que un editor no debe hacer nunca con la obra de un escritor

¿Qué decir de la edición? Me impresionó la primera vez que la vi, la gocé en mi primera lectura (en su tiempo había leído Golconda en su edición de Acervo, pero no había tenido la oportunidad de leer nunca Haladriel), y luego releí (digo mal: espigué) el texto de la primera parte deteniéndome en el registro de los cambios y en las abundantes notas a pie de página, y me maravillé (y me enojé) de cómo un editor puede alterar de esa forma y con toda impudicia e impunidad la obra de un escritor. Como editor puedes publicar una obra si te gusta o no hacerlo si no te gusta, pero no tienes ningún derecho a alterarla por encima de la voluntad de su autor.Mano de galaxia es un fiel ejemplo, además de una denuncia, de lo que un editor no debe hacer nunca con la obra de un escritor. También es una excelente muestra de una obra muy digna, dignificada aún más por una cuidadosa edición que es, me atrevería a decir, más que respetuosa, amorosa hacia un texto de una gran calidad. Y, sobre todo, es un primer y excelente intento de abrir el universo universitario a la ciencia ficción, que deseo, espero, tenga continuidad. ¿Cómo abordar la lectura de Mano de galaxia? Como ya he dicho antes, mi consejo personal es empezar (sobre todo su primera parte, Golconda, que es la que yo llamo «edición reivindicativa») con una lectura simple, normal, como la de cualquier otra novela: prescindir en principio de tintas rojas y negras, de notas a pie de página (excepto cuando nos interese ampliar algún dato o aclarar el significado de una palabra de argot, aunque sólo sea por curiosidad), y sumergirnos de lleno en la trama y los personajes. Una vez terminada la lectura y empapados de ella, es el momento de disfrutar plenamente de la edición. Se puede «espigar» buscando detalles concretos, pero recomiendo una segunda lectura completa, más atenta, que nos permitirá ahondar en el texto, ser conscientes de las mutilaciones a los que fue sometido en su primera edición, saborear el empleo del lenguaje por parte del autor, hallar nuevas profundidades en la trama en general. Siempre he opinado que una buena obra necesita al menos un par de lecturas para sacarle todo su jugo, a veces incluso tres. ¿Y qué decir de la trama en sí? Es imposible resumir más de mil páginas de densa acción en unos pocos párrafos.

El propio autor califica su obra como «un space opera, la típica novela espacial, corriendo aventuras de un planeta a otro». Pero es mucho más que eso, y la lectura de su magnífico primer capítulo, «Las putas en la universidad» (esas putas que Acervo convirtió en prostitutas) es más que suficiente para adivinar el talante de la obra, llamar la atención y enganchar incluso al más reacio de los lectores. El protagonista, Víctor Lanyard, que empieza sus aventuras en los más bajos fondos del planeta (de ahí la abundancia y variedad del argot al principio de la obra) va puliendo su lenguaje, sus modales y su personalidad a medida que avanza la acción y asciende en su escalada social. Exteriormente, la novela no da un momento de respiro al lector; interiormente, lo inunda con un estilo literario exquisito, simple pero rebuscado a la vez, digno de ser paladeado, en donde cada palabra está puesta en su lugar justo y cada lance ocurre en su momento preciso…, lo cual, debo reconocer, es una de las principales características y virtudes de toda la obra de Gabriel Bermúdez.

Leerlo, paladearlo de este modo, se lo juro, es toda una experiencia

Y permítanme un consejo personal, Al final del segundo tomo, inmediatamente antes del índice, hay 122 suculentas páginas de un extenso «Índice onomástico de Mano de galaxia». Es mucho más que eso. Aparte de su utilidad como referencia, su lectura, como si fuera un texto independiente de la novela en sí, es toda una gozada, y aporta infinitos nuevos detalles que no están incluidos en el texto general: como dice acertadamente su autor, «hasta cierto punto es complementario de la novela, pues en él salen cosas que no se habían explicado en ella». Leerlo, paladearlo de este modo, se lo juro, es toda una experiencia.

¿Cómo adquirir Mano de Galaxia?

Tras todo lo dicho hasta aquí, ¿quién no siente deseos de correr a comprarla? Me decepcionará usted si no los siente. Su misma naturaleza universitaria, sin embargo, hace que esta edición de Mano de galaxia no se comercialice en general por los canales habituales de la distribución editorial. ¿Cómo conseguirla entonces?, se preguntará usted. Nada más sencillo. Quien desee hacerse con un ejemplar de la obra lo tiene muy fácil. En primer lugar puede adquirirla directamente al editor: Prensas Universitarias de Zaragoza, Edificio de Ciencias Geológicas, calle Pedro Cerbuna 12, 50009 Zaragoza, teléfono 976.761.330, e-mail puz@posta.unizar.es: es el número 54 (número doble) de la colección Larumbe, Textos Aragoneses.  El precio total de los dos volúmenes es de 30 euros, un precio más que ajustado por lo que se ofrece a cambio, al que habrá que añadirle en su caso los gastos de envío. Por otro lado, si en la ciudad donde usted reside existe alguna librería especializada en ciencia ficción, es probable que la tengan también o puedan pedírsela: en la librería Gigamesh de Barcelona, por ejemplo, una de las librerías especializadas en ciencia ficción y géneros afines más importante de España, suelen tenerla habitualmente en existencia, o pueden pedírsela si se la solicita. Algunas cadenas importantes de librerías, como la FNAC, pueden pedírsela también sin problemas con sólo darles los datos de la edición, de modo que no hay ninguna dificultad en adquirirla, excepto en todo caso la propia pereza. En resumen: por todo lo expuesto, y por la naturaleza misma de la obra, me atrevería a decir que Mano de galaxia es la edición más importante de un libro de ciencia ficción española hecha en los últimos años. Gran calidad, lectura trepidante, imaginación a raudales…, ¿qué más se puede pedir? Si es usted un auténtico fan de la ciencia ficción, será un sacrilegio perdérsela. ¿A qué espera? Cómprela, y sobre todo léala. Le aseguro que me lo agradecerá.

© 2010 Domingo Santos

BIBLIOGRAFÍA SUCINTA DE GABRIEL BERMÚDEZ CASTILLO

(Sólo libros. Para una bibliografía completa consultar las páginas 1263 – 1266 del segundo volumen de Mano de galaxia)

1971 – El mundo Hókun (firmado como Gael Benjamín). Ed. Jabalambre.

1975 – El mundo Hókun (reedición) Editorial Litho Arte.

1976 – Viaje a un planeta Wu-Wei. Ediciones Acervo

1978 – La piel del infinito. Ediciones Dronte

1979 – El señor de la rueda. Ediciones Albia

1986 – El señor de la rueda (reedición). Ediciones Orbis 1986 – Viaje a un planeta Wu-Wei (reedición en dos volúmenes). Ediciones Orbis

1987 – Golconda, Ediciones Acervo 1988 – El hombre estrella. Ultramar editores

1993 – Salud mortal. Miraguano Ediciones

1994 – Instantes estelares. Miraguano Ediciones

2000 – Viaje a un planeta Wu-Wei (reedición). Ediciones Avalón 2001 – Demonios en el cielo. Juan José Aroz Editor

2001 – Mano de galaxia, parte 2, Haladriel. Ediciones AEFCFT, Biblioteca Electrónica

2003 – El país del pasado. Ediciones B 2003 – El señor de la rueda (reedición efectuada sin permiso del autor) Río Henares Producciones Gráficas

2008 – Mano de Galaxia (2 volúmenes). Prensas Universitarias de Zaragoza

 

Domingo Santos (Pedro Domingo Mutiñó), a pesar de ser un escritor de reconocido prestigio en el género (los premios Gabriel, por poner un ejemplo, toman su nombre de su novela homónima), es mucho más conocido por haber sido uno de los editores de la mitica revista Nueva Dimensión durante quince años. Es imposible exagerar la importancia que para la ciencia ficción española ha tenido este autor, que, además de escribir, ha dirigido multitud de colecciones (Superficción, Ultramar, Acervo, Jucar…) y de revistas (la última de ellas la excelente Asimov Ciencia Ficción, de Robel), a través de las cuales ha dejado su impronta de forma indeleble. Actualmente Domingo Santos vive en Zaragoza, sigue dedicado a labores editoriales y escribe una columna en BEM on Line con el nombre de El rincón de Gabriel.

Acerca de Interface Grupo Editor

Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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