A los subgéneros tradicionales del fantasy, como el sword&sorcery y la heroic fantasy, cabría añadir la uchronic fantasy, donde podría tener cabida el Ash de Mary Gentle, de la que se aprecia su empeño por distanciarse de la fantasía al uso: Ash podría asemejarse al Conan de Howard mas nunca a un Señor de Tolkien. La autora parece que pretende escribir una ucronía, aunque, si se cataloga simplemente como tal, se cometen dos fallos: suponer que narra un pasado plausible y limitarla en su especie, como ya alguien ha señalado, pues tiene también de ciencia ficción, de novela de aventuras, de thriller y hasta de terror.
Esta especie resulta de difícil clasificación -la buena literatura trasciende los géneros-, pero en principio la dejaremos en ucronía de un pasado que no pudo darse en nuestro mundo, aunque quizá sí en otra línea temporal. Distingue bien Éric Henriet en su excelente trabajo sobre la Historia revisitada, entre la ucronía de ficción y la historia secreta. La primera es la que se basa en personajes imaginarios, «¿qué hubiera ocurrido en el universo de Star Wars si Luke Skywalker no hubiese destruido la Estrella de la Muerte?», mientras que la segunda es la que se resume en la frase «no se nos ha contado todo». A veces se confunden, pero Gentle presenta El libro de Ash encajado en la historia secreta: han sucedido cosas que la Historia no ha recogido.
A mayor abundamiento, publicada muy a finales del pasado milenio, la novela ofrece una serie de detalles que le proporcionan un intencionado toque de ucronía milenarista, como sus múltiples correos electrónicos cruzados en el año 2000.
Ash fue originariamente en Inglaterra un voluminoso libro único, que en España se publicó al modo de la edición americana en cuatro tomos, lo mismo que en Italia o en Francia, donde tradujeron Ash por Cenders, Cenizas: era una opción. Los cuatro tomos no componen, pues, una saga sino que son como cuatro entregas de un folletín de aventuras, que mucho de aventura hay en sus más de mil trescientas páginas de entretenida trama.
El estudioso Pierre Ratcliff descubre y traduce unos manuscritos que recogen las memorias cotidianas entre los años 1465 y 1476 de la epopeya crepuscular de una protagonista inspirada en la figura «histórica» de Juana de Arco y la mitología a que dio lugar. Algo de mitología encierra también esta obra en la que Gentle se permite tantas licencias. Se podría considerar igualmente como parte de una corriente feminista, aunque desde las primeras líneas abunden en ella los detalles duros y escabrosos, no hace la menor concesión en sus descripciones.
Gentle no nos invita a revisitar la Historia con guía, nos incorpora a las filas de una compañía de ochocientos mercenarios que combaten bajo la bandera del león azul mandados por una guerrera que, por más que mujer, ha sabido conquistar sus galones. Ash no cuenta aún veinte años y ya sabe lo que es la guerra, no ha conocido más que la guerra, está dotada para la guerra y la guerra es todo lo que sabe hacer, como asimismo se ha escrito.
Guerrea en una Europa que se ha convertido en un campo de batalla en que la paz es sólo un breve intermedio entre guerras y en las guerras se muere, aunque también se vive de ellas cuando se es mercenario. La novela trata de la guerra, pero no es militarista, se ocupa con detenimiento de las batallas, las tácticas y la logística de los ejércitos, pero no ensalza la guerra: es más, deja claro que la guerra es un trabajo sucio que se hace suciamente.
Mas no adelantemos acontecimientos. La trama pretérita se completa con otra contemporánea, más breve, los antedichos correos electrónicos de fin de capítulo que se cruzan el traductor y su amiga y editora Anna Longmann, que sirven de notas aclaratorias y de anclaje con la realidad para el lector.
Cuando avanza la primera trama, el lector experimenta una gran sorpresa al ver aparecer en el siglo XV un embajador visigodo que viene de Cartago. La historia se va tornando más y más implausible al encontrarse documentos que desvelan un medievo que no sólo no podríamos haber dejado de conocer, sino que son absolutamente incompatibles con los que nos han llegado, por más que éstos puedan haber sido mal interpretados o incluso manipulados. La novela contraataca entonces con unas excavaciones que descubren restos arqueológicos que corroboran la historia que narra, y ficción y realidad se entrelazan para desconcertar al lector, que nunca sabe lo que a continuación va a ocurrir.
Mary (Rosalyn) Gentle, nacida en 1956 en Sussex, además de poseer grados académicos en Historia y artes militares, es una experta esgrimista. Reescribe un medievo y sus guerras con un conocimiento que se advierte tanto en la ambientación general como en la descripción minuciosa del parsimonioso desarrollo de los acontecimientos, tan hilvanados que un lector poco avisado podría confundir Ash con una novela histórica. El gusto por el detalle contribuye a esa parsimonia de la acción.
Su escenario es un mundo tardomedieval en una Europa que, a primera vista, no parece muy diferente de la nuestra: la diferencia estriba en que Borgoña es un extenso y poderoso reino duradero, un escenario que se torna más fantástico cuando aparece la otra geografía, la de un Norte de África hegemónico.
Encontramos personajes históricos, como el último Gran Duque de Borgoña. Cuando Carlos el Temerario ocupó en la realidad en 1467 -en plena trama de la historia alternativa- el trono de Borgoña, ésta era efectivamente un extenso y poderoso estado, conformado por territorios de Francia, Italia y los Países Bajos en una federación monárquica independiente, como la que en principio formarían Castilla y Aragón. Mas no duró mucho, la «araña universal», Luis XI de Francia, acabó con Carlos y sus deseos de ceñir corona real a principios de 1477, y el Ducado pasó a formar parte de Francia.
Un excurso. Hay ucronías que narran una distinta suerte de Cartago, con un Aníbal victorioso sobre Roma que supo esperar, o unos cartagineses inverosímiles que consiguieron huir a América y allí los encontró Colón, pero Ash es todavía más original: en el 711 visigodos que cruzaron el Estrecho fundaron en las cercanías de Cartago el que llegaría a ser un formidable imperio.
Y un apunte histórico más. Los visigodos nunca pasaron a África, fueron los vándalos quienes lo hicieron y ocuparon Cartago. El imperio romano de Oriente se anexionó la región en el 533, cuando los visigodos aún estaban instalados en España, y los árabes acabaron primero con los unos y luego con los otros.
En el imperio de la novela están presentes casi desde el principio unos seres que revisten un doble carácter de fantasía y de máquinas, que suponen tanto un intento de ligarlos a la leyenda centroeuropa y hebrea del golem, como que su descripción más realista los asemeja a los autómatas medievales de la Historia que conocemos.
La autora no deja claro si los hechos corresponden a una desconocida Historia de nuestro universo o acaecieron en otra línea temporal, ni en qué medida la protagonista es criatura de ficción o una émula de Juana de Arco de la que no habíamos sabido hasta ahora, que también tiene carisma y escucha voces que le susurran y aconsejan sus movimientos militares. Gentle arrancó la obra de forma consciente como una historia secreta y así funciona hasta que la desmonta la aparición de los visigodos que cruzaron en sentido inverso el Estrecho e invadieron Europa a sangre y fuego y la sumieron en la oscuridad. ¿No existió nuestro propio pasado o la Historia lo ha traicionado?
Ash es como un puzzle en que cada pieza va encajando en su sitio tan lentamente que el lector debe mostrarse paciente para conocer cuánto y cuándo va a suceder hasta al final asistir a su desenlace. Los paisajes norteafricanos se describen acertadamente y se confieren adecuadamente a los cartagineses caracteres propios de la cultura musulmana que en la realidad había allí entonces. Por otra parte, eso hace menos plausible la historia para un lector conocedor de la Historia.
Es una obra clásica en el sentido de que surge un gran peligro y aparece el héroe para combatirlo, aquí una heroína que no es precisamente una persona de elevado nivel moral a nuestros ojos del siglo XXI: su principal motivación es el dinero que le proporcionan los contratos de su compañía de mercenarios.
Y, pese a su calidad, no sabemos si habrá sido un título de rápido éxito de ventas en el mercado español. Si no fue así, seguramente el tiempo terminará por hacer justicia al libro y su autora, una mujer de temperamento: hay ocasiones en que se diría que Ash, más que una trasposición de Juana de Arco, es una trasposición de ella misma.
© 2011 Augusto Uribe y Alfred Ahlmann
Gentle, Mary. El libro de Ash (The Book of Ash, 1999-2000), Madrid, La Factoría de Ideas, Ventana Abierta, 2005-06. 1, Ash, la historia secreta (A Secret History); 2, Cartago triunfante (Carthage Ascendant); 3, Las máquinas salvajes (The Wild Machines); 4, Borgoña perdida (Lost Burgundy), 337 + 345 + 316 + 364 = 1.362 pp.
Augusto Uribe es doctor en una ingeniería, periodista y tiene otros estudios; ya jubilado, es presidente de una sociedad de estudios financieros. Ha ganado varios premios Ignotus y ha publicado en libros y revistas como el antiguo BEM o Nueva Dimensión, que lo tuvo por su primer colaborador.
Alfred Ahlmann, director de la misión arqueológica española en Turquía, es doctor en Historia, profesor universitario en España e imparte clases en algunas universidades extranjeras: domina varias lenguas. Además de numerosos trabajos profesionales, ha publicado también artículos del género.
Pingback: HIJO DE DIOSES, de Jordi Solé | BEM on Line
Pingback: Ash, la historia secreta | Rescepto indablog