HOMENAJE: VIRGIL FINLAY, EL MAESTRO, por Domingo Santos

 

Debo confesar mi profunda admiración de siempre por Virgil Finlay, un personalísimo ilustrador cuya obra apareció consistentemente y con gran éxito en los principales pulps de ciencia ficción, fantasía y terror de los años 1930 a 1950 en los Estados Unidos, y que creó escuela en su época. Su fama sólo fue parangonada en originalidad por Paul, un ilustrador anterior a él, y por Frazetta, posterior a él, y aunque muchos quisieron imitarlo, a él y a su técnica, ninguno consiguió emular el perfeccionismo de su trazo. Hoy, sin embargo, su nombre, como tantos otros de su misma época, está casi olvidado por las nuevas generaciones, lo cual es una profunda injusticia hacia un nombre importante en la historia del género.

Aprovechando la circunstancia de que este año se cumple el cuarenta aniversario de su muerte (murió de cáncer de pulmón el 18 de enero de 1971), creo que es de justicia dedicarle el homenaje que se merece con esta breve semblanza biográfica.

 

Virgil_Finlay_1969Virgil Warden Finlay nació el 23 de julio de 1914 en Rochester, Nueva York, hijo de un trabajador de la madera de origen irlandés y una ama de casa. En 1935, con Virgil recién cumplida la veintena, su padre falleció a la edad de 40 años, dejando desamparada a la familia en plena Depresión. Apenas terminado el instituto, Virgil tuvo que ponerse a trabajar, y lo hizo en los más diversos oficios, desde pintor de brocha gorda hasta empleado en una cadena de montaje. Pero su pasión era el dibujo. A finales de los años 1920 descubrió la fantasía, el terror y la ciencia ficción a través de dos revistas pulp hoy emblemáticas, Amazing Stories y Weird Tales, y a mediados de los años treinta se sintió lo bastante seguro de sí mismo y de su pericia en el dibujo como para intentar una penetración en el campo editorial, y envió. sin que le hubieran sido solicitadas, unas muestras de su trabajo a la revista Weird Tales.

A Farnsworth Wright, el editor de Weird Tales, que había sustituido recientemente a Edwin Baird, el primer editor de la revista, y a quien le encantó el trabajo de Virgil, tuvo en un primer momento una duda: en las ilustraciones enviadas por Virgil como muestra, el artista en ciernes empleaba un nuevo método, el scratchboard (traducible aproximadamente como “raspado sobre madera”), que había aprendido en el instituto. Wright no sabía si el basto papel de pulpa que empleaba su revista (y en general todos los pulps, y de ahí el nombre de las revistas de la época) admitiría tanto detalle. Afortunadamente, las pruebas de imprenta que se realizaron para comprobarlo fueron favorables, así que Wright aceptó el trabajo del nuevo colaborador…, y el número de diciembre de 1935 de la revista apareció no con una, sino con cuatro ilustraciones suyas. Cabe imaginar la profunda alegría de Finlay cuando recibió la noticia de que sus trabajos habían sido aceptados.

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El scratchboard, el método empleado por Finlay, es un método que se utiliza comúnmente para imitar el grabado sobre madera. Consiste en aplicar sobre el papel (o la superficie en la que se va a dibujar) una fina película de arcilla blanca y encima una capa de tinta negra, o al revés. Luego, con la punta de un cuchillo o algún otro instrumento afilado, se raspa en los lugares que se desee la tinta negra o la arcilla blanca para revelar la superficie que hay debajo. (En la imagen del rostro de la muchacha que acompaña este texto pueden ver un ejemplo gráfico de este método, mucho más ilustrativo que cualquier palabra.)

Cuando aparecieron sus primeros trabajos en Weird TalesVirgil Finlay apenas tenía veintiún años y medio. Su éxito fue inmediato, no sólo entre los lectores sino también entre los autores de la revista: el propio Lovecraft, colaborador asiduo de Weird Tales, le envió varias cartas entusiastas, e incluso le compuso un poema:

“Yet upon a page frightened glance
Finds monstruous forms no human eye should see;
Hints of those blasphemies whose countenance
Spreads death and madness through infinity.”

(Sin embargo una aterrada mirada a una página
Descubre monstruosas formas que ningún ojo humano debería ver;
Asomos de esas blasfemias cuya apariencia
Difunde muerte y locura a través del infinito.)

Finlay correspondería a esta atención del gran autor de Providence dedicándole, tras su muerte en 1937, un retrato, que puede apreciar aquí mismo: vestido como un elegante lord inglés, con las armas de su oficio en la mano, y rodeado por algunas de sus criaturas.

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El minucioso detalle con el que remataba Virgil todas sus ilustraciones es impresionante: baste examinar a fondo (mejor con una lupa) la alegórica ilustración adjunta aquí de la mujer, la mano y la otra mano enguantada sosteniendo una especie de jeringuilla para comprobarlo.

Pero Finlay no se limitó en sus ilustraciones a la técnica del scratchboard: para comprobarlo basta con echarle un vistazo al porfolio/homenaje que sigue. En 1938 se trasladó a Nueva York, donde estudió arte en una escuela nocturna, al tiempo que seguía publicando sus ilustraciones en los pulps de la época y aceptaba un cargo en The American Weekly, un exitoso suplemento dominical de ámbito nacional cuyo director era el conocido escritor Abraham Merritt. A lo largo de la década de los 1940 publicó (excepto durante el período 1943-1946, en el que sirvió en el ejército) en casi todas las revistas pulp que se editaban por aquel entonces: Fantastic Novels, Fantastic Adventures, Amazing Stories, Startling Stories… También realizó numerosas portadas, demostrando en ellas su completo dominio del color: la portada de agosto de 1941 de Famous Fantastic Mysteries, incluida en este porfolio, es un ejemplo perfecto.

finlay-4Durante los años 1940 y 1950 Virgil Finlay fue considerado por público y crítica como el ilustrador más popular y vendible del mundo editorial anglosajón dentro del género. Ganó todas las encuestas votadas por los  lectores y recibió multitud de premios, entre ellos, en 1953, el primer premio Hugo concedido al mejor ilustrador de interiores. (1953 fue el primer año en el que se concedieron oficialmente dichos premios).

Pero todo se cobra su cuota, y Virgil no tardó en verse desbordado por el trabajo. Le llovían ofertas por todos lados, y su obra se resintió de ello. Su técnica, no ya solamente el scratchboard sino otras más convencionales que también empleaba, eran por sí mismas fundamentalmente lentas, Finlay era un artista concienzudo con el detalle, y los pulps, por su propia naturaleza de revistas populares, no podían pagar grandes sumas a sus colaboradores. A menudo Virgil se vio anclado quince y dieciséis horas diarias a su mesa de trabajo, los siete días de la semana, para poder cubrir un mínimo mensual de ingresos. Y, siguiendo los vaivenes del mercado, los pulps empezaron a cerrar sus puertas para dejar paso a la siguiente generación de revistas, los digests. Su época dorada había terminado.

finlay-4De modo que Virgil Finlay tuvo que buscar otras salidas más allá de los queridos pulps de sus inicios. Aunque siguió trabajando para sus revistas de siempre, lo  hizo también para la siguiente generación, como los digests If y Galaxy, y se abrió a otros campos, como la astrología, a la que dedicó como ilustrador buena parte de su tiempo. Aunque la ciencia ficción, la fantasía y el terror ocuparon siempre un lugar muy querido en su corazón, desde un principio y a lo largo de toda su carrera había aceptado también otros encargos que quizá no entusiasmaran tanto a su imaginación pero estaban mejor pagados, como en 1936 una reedición ilustrada de la obras de Shakespeare, o en 1947 las ilustraciones del libro Roadsde Seabury Quinn, o en 1951 las de The Ship of Ishtar de Abraham Merritt, o en 1956 las de The Complete Book of Space Travel. También escribió poesía a lo largo de toda su vida, aunque prácticamente nada de ella fue publicada mientras aún vivía, y sólo unas pequeñas muestras aparecieron después de su muerte.

En la década de 1960 su trabajo menguó un tanto, principalmente por razones de salud, aunque no por ello cesó su producción. A principios de 1969 tuvo que someterse a una importante intervención quirúrgica a causa del cáncer que le había sido diagnosticado, y por un breve tiempo pareció mejorar; pero el cáncer no tardó en reaparecer, y Virgil Varden Finlay moría por su causa el 18 de enero de 1971, a la edad de 56 años.

finlay-5Hasta después de su muerte no fue recopilada parte de su muy dispersa obra en una serie de álbumes, el primero de los cuales, titulado simplemente Finlay, apareció el mismo año de su fallecimiento, 1971. En 1975 apareció An Astrology Sketch Book, dedicado a sus ilustraciones astrológicas, y al año siguiente un par de libros dedicados a sus mujeres y a sus ilustraciones para Weird Tales. Hasta 1992 no volvería a aparecer otro libro dedicado a sus ilustraciones, Women of the Ages, y en los dos años siguientes otros tres, Strange SciencePhantasms y Virgil Finlay Far Beyond. Por su parte, el editor y entusiasta fan suyo Gerry de la Ree publicó entre 1978 y 1981 ocho volúmenes sobre su obra, empezando con uno dedicado a las ilustraciones de Virgil a la obra de Shakespeare El sueño de una noche de verano y siguiendo con The Book of Virgil FinlayThe Second Book of Virgil Finlay, y así hasta siete.

Virgil Finlay fue, es y será siempre conocido (y reconocido) por toda una serie de cualidades que lo hacen distinto y único:

En primer lugar, su estilo. Dejando a un  lado la técnica del scratchboard, que es la “marca de fábrica” de buena parte de su obra, Finlay posee un estilo consistentemente personal e inimitable, que hace que sus ilustraciones sean reconocidas como suyas antes incluso de ver su firma en ellas. Hay un innegable y característico “sello Finlay” en toda su producción que la identifica y que atrae desde un primer momento la mirada del lector con la hipnótica fascinación de los ojos de una cobra.

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En segundo lugar, la fantasía. Pocos ilustradores han sido capaces de plasmar como Finlay el onirismo mágico de otros mundos posibles e incluso algunos imposibles. Aunque en ocasiones sus ilustraciones sean realistas, siempre subsiste en ellas este toque mágico personal que las hace distintas. Mundos etéreos encerrados en burbujas de irrealidad, paisajes extraños sin ningún punto en común con nuestro mundo real, retazos de visiones que llegan hasta el fondo de nuestra consciencia y la hacen vibrar más allá de nuestra racionalidad.

En tercer lugar, los otros seres. Pocos ilustradores han plasmado en imágenes un bestiario/monstruario tan complejo, variado y abundante como Virgil Finlay. Sus otros seres abarcan toda la panoplia de posibilidades capaz de surgir de la mente más imaginativa. Monstruos viscosos agrupados en aquelarres demoníacos, animales fantásticos, seres amenazadores gravitando sobre hermosas mujeres…

Y por supuesto, en cuarto lugar y sobre todo, esas mujeres. Las mujeres de Virgil Finlay son el núcleo más importante de toda su producción: esbeltas, etéreas, adorables, sin parangón alguno dentro del género de la ciencia ficción y la fantasía, rodeadas y a menudo inmersas en esos mundos oníricos tan queridos por el dibujante y adorados por los lectores, trasunto de los anhelos más íntimos del ser humano, idealización de la mujer-fetiche del público lector, y posiblemente plasmación de la mujer ideal de su autor. Es indudable que Virgil Finlay no hubiera llegado a ser nunca el Virgil Finlay que conocemos sin sus mujeres…

A lo largo de toda su carrera se calcula que Virgil Finlay llegó a producir unas 2.500 ilustraciones. Hoy en día, sin embargo, y pese a sus virtudes y la indudable aura que rodea su nombre, la obra de Finlay está casi completamente olvidada por las nuevas generaciones, que prácticamente la desconocen, de la que no han oído hablar o no saben mucho las generaciones intermedias, y que es conocida y añorada tan sólo por la “vieja guardia”, las viejas generaciones entre las que me cuento. Me gustaría que este porfolio/homenaje en el 40 aniversario de su muerte sirviera para despertar el interés hacia él y su obra. Los libros publicados tras su muerte son hoy objetos de coleccionista, como lo son los pulps que en su día ilustraron. No debemos dejar que mueran. Forman parte de lo mejor de la historia del género.

 

© 2011 Domingo Santos

© 1921 – 1971 Virgil Finlay

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Editamos en papel 75 números de la revista BEM entre 1990 y 2000 y desde 2003 hasta 2012 mantuvimos el portal BEM on Line. Tras múltiples problemas de software, decidimos traspasar a este blog los principales textos publicados en esos años. Interface Grupo Editor está compuesto por Ricard de la Casa, Pedro Jorge Romero, José Luis González y Joan Manel Ortiz.
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