HABLANDO CON JORDI BONET

Luego de más tiempo del esperado (una vez más y ya aburro diciéndolo) tengo el honor de presentarles a un nuevo valor de las letras fantásticas hispanoamericanas. Jordi Bonet fue mi socio en Cefeidas, una antología de space opera con autores de ambos lados del Atlántico que preparamos para Mandrágora. Desde ese contacto quise hacerle una entrevista y publicar un cuento que ponga en evidencia su estilo, pretensiones y proyectos. Aquí está, entonces; con ustedes, Jordi Bonet.

Sergio Gaut vel Hartman

 

 

Sergio Gaut vel Hartman: ¿Cómo empezó tu relación con la escritura?

Jordi Bonet: Lo mío con la escritura fue por accidente, no puedo negarlo. Un accidente provocado por mi padre, que al comprarme el primer PC (un 286, 64 MB Ram, 40 mHz, pantalla monocrome), a los catorce años, sólo lo acompañó con un simple y desangelado procesador de textos. Yo, ardiendo en deseos por aporrear las teclas, me inspiré en Moorcock y Leiber (mis lecturas favoritas, editadas en una mítica edición de Martínez Roca) para escribir una historia de héroes medievales atormentados por su pasado y a su vez señalados por el destino para ser los portadores de armas asombrosas. Con aquellas primeras líneas creció la ansiedad por dar rienda suelta a mi imaginación y así, con una rutina férrea pero voluntaria, escribí mi primera novela. Y mientras escribía la primera empecé la segunda y también la tercera. Me lo pasaba bien, disfrutaba como un enano (suspiro de nostalgia). Y mientras escribía sin orden ni concierto, cometí todos y cada uno de los errores en los que puede caer un escritor novato. Eso, unido a que mi formación tendía a las ciencias naturales, me permite decir que aquellos primeros proyectos de sirvieron de mucho y de nada a la vez, pues aprendí a amar la escritura hasta el punto de necesitarla como al mismísimo oxígeno y reconozco que aquellas historietas resultaron, finalmente, infumables.

Sergio Gaut vel Hartman: ¿Qué se interpuso en tu carrera de escritor?

Jordi Bonet: Llegó la universidad (Química) y allí, las hormonas, las partidas de cartas y los electrones revoloteando según un tal Schrödinger, impusieron una pausa de seis años en los que mi pluma sólo escribió fórmulas. La muerte de mi padre, el impulsor de lo que hoy es mi gran pasión, fue el acicate para volver a sentarme a la mesa, ceñirme los auriculares con la banda sonora de “1492, conquista del paraíso”, y repasar mis historias. Decidí honrar su memoria con la autoedición de mi primera novela, a la cual sometí a una exhaustiva corrección y a la que añadí una carta de despedida. Por aquel entonces, corría el año 2000, las autoeditoriales no eran populares y las que existían cobraban precios desorbitados para los 30 ejemplares que yo quería. Así que lo hice con mis propios medios, copistería y encuadernador profesional, para luego, con el orgullo de tenerlos en mis manos, distribuirlos por las bibliotecas de Barcelona. Ese fue el primer homenaje al que años después se le sumaron unos cuantos premios literarios en los cuales, indefectiblemente, he tenido palabras para él. Puedo decir, abuelas aparte, que estoy orgulloso de toda esta etapa, pues soy muy consciente de mis limitaciones y los sacrificios que debería afrontar para seguir dando pasos hacia delante en el arte de la escritura.

Sergio Gaut vel Hartman: ¿Qué te propones, de ahora en más?

Jordi Bonet: Dice Muhammad Yunus, premio nobel de la Paz “Nadie a quien le preocupe la humanidad puede estar satisfecho con un mundo en el que unos pocos cientos de millones de personas pueden acceder a todos los recursos del planeta, mientras que miles de millones luchan simplemente por sobrevivir. Sin embargo, es obvio que es exactamente el tipo de mundo en el que vivimos”. La conciencia ecológica siempre permaneció agazapada en mi corazón ya desde mis primeros pasos, pero no ha sido hasta hace escasamente cinco años que ha roto los dogales impuestos por la actual sociedad de consumo. Por así decirlo, lo mío con el militarismo en la ecología fue algo explosivo. De golpe me di cuenta que tenía que hacer algo para promover el desarrollo de una nueva conciencia en la sociedad, que la situación es la grave que no se trata de  una cuestión de gente joven o “progres” de Woodstock, sino una responsabilidad para con las generaciones futuras. Así que blandí nuevamente mi pluma y me propuse, hace un par de años, denunciar a través del género del relato las catástrofes medioambientales provocadas por el hombre y todo aquello que tenga que ver con la degradación ética del ser humano. Gracias a la suerte del primerizo, quedé finalista del premio organizado por la Expozaragoza 2008, y mi primer relato, en el mostraba la tragedia ecológica que sufre el mar Aral, vio la luz en un libro de excelente calidad.

Sergio Gaut vel Hartman: ¿En qué estás involucrado, en este momento?

Jordi Bonet: A día de hoy sigo escribiendo, sin demasiadas prisas, sin demasiadas aspiraciones, pero convencido de que no podría vivir sin soñar que otro mundo es posible.  Eso sí, de vez en cuando, mi yo medieval/heroico renace de las cenizas para escribir relatos de detectives para una antología de Terror, relatos sobre Leyendas Urbanas y colaboraciones con la editorial Mandrágora como seleccionador de los relatos de Space-Opera de la antología Cefeidas. Así es como retengo la soga con el mundo de la fantasía del cual no me quiero desasir.

 

© Sergio Gaut vel Hartman Octubre 2011

Puede leer el relato «La máquina de los sueños» de este escritor pinchando aquí.

Acerca de Interface Grupo Editor

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