Barras y estrellas para siempre
Algún día tenía que aparecer el himno de Sousa en el título de un libro de historia alternativa y lo ha hecho en la trilogía Stars & Stripes (Barras y estrellas), del viajero y polifacético Harry Harrison (n. 1925), que arranca de la guerra civil americana para rematarse en una segunda versión de la de independencia. Existen los USA y los CSA, la Unión y la Confederación, el Norte y el Sur, que otra vez empiezan enfrentados para terminar unidos en la defensa común contra la Inglaterra revanchista de la que se han emancipado. Son novelas de gran aliento épico y nacionalista en las que late lo que alguien llamó «sentido de imperio» en el coloquio de una conferencia de Uribe sobre ucronías.
Es posible que el autor no quedara del todo satisfecho del ambiente de ciencia ficción a lo Julio Verne que había creado en Un túnel trasatlántico y, aprovechando sus muchos conocimientos sobre la guerra de Secesión, escribiera estos tres interesantes libros. Los engaños y traiciones con que se inician las confrontaciones y el espíritu de los contendientes son más propios de los beligerantes de una guerra del siglo XX que de quienes lucharon en la realidad histórica del XIX.
El uso de armamento moderno y buques acorazados o submarinos da lugar a batallas propias de muchos años después. Por cuanto a los submarinos respecta, éstos los poseen desarrollados los dos bandos, no es sólo el Sur quien cuenta con el experimental CSS Hunley, construido según planos de Narciso Monturiol e Isaac Peral y recientemente reflotado. Y de los acorazados trataremos más adelante
Como la obra de Turtledove, con la que guarda algunas semejanzas, tiene tanto de historia alternativa como de ciencia ficción. Ahora bien, Harrison se centra casi exclusivamente en la «otra» Historia y las causas que la motivaron, poniendo el acento en la alternativa tecnológica y no en la psicológica, y además no escribe thrillers, como sucede con las últimas producciones de Turtledove.
El primer libro, que lleva por título Stars & Stripes Forever (Barras y estrellas para siempre), está escrito al estilo de una crónica periodística y es el más vibrante, ágil y fácil de leer de los tres, con poco relleno entre capítulos. No le interesa a Harrison el triunfo confederado, esencial en las novelas cargadas de sudismo militante de Turtledove, lo que quiere es establecer que un cambio tecnológico puede suponer un cambio histórico que a su vez acarree un cambio de mentalidad.

Harry Harrison
Otros autores hubieran atribuido tales cambios a una figura de ficción alrededor de cuyas aventuras girase la nueva Historia,, pero Harrison sigue distinto camino. Todos sus personajes pertenecen al pasado sucedido y lo que hace es ponerlos en otra situación, respetando sus caracteres y su manera de obrar. Pretende que la Historia es frágil y que un suceso que se resolvió de una manera, cuando estuvo a punto de resolverse de otra, pudo variar el curso de los acontecimientos, por más que el contumaz río de la Historia vuelva siempre a su cauce.
Iniciada en 1860 la guerra de Secesión, el 8 de noviembre de 1861 el buque correo inglés Trent es interceptado en aguas internacionales, con fuego de cañón, por la fragata de la Unión USS San Jacinto, mandada por el capitán Charles Wilkes, que se lleva consigo a dos agentes confederados que viajaban a Londres para pedir el apoyo de Inglaterra a su causa, lo que se consideró por los ingleses como un auténtico casus belli.
La crisis diplomática la resolvió en última instancia el pacifista príncipe Alberto, separando la Unión del servicio a Wilkes (aunque luego fuera perdonado por Lincoln y llegara a contraalmirante). Mas, en la ficción, el príncipe está enfermo, no puede resolver el conflicto y, cuando muere, una reina Victoria enervada hasta la histeria culpa a los yanquis de haber llevado a la tumba a su querido esposo con el disgusto que le han dado. Pocas semanas después el Imperio Británico declara la guerra a su ex colonia en el Norte, creándole un segundo frente.
Son muchos los que han querido ver en el arisco capitán Wilkes el modelo de que se sirvió Herman Melville para crear al capitán Ahab de Moby Dick. Y con respecto a las muchas figuras históricas que ya hemos dicho que aparecen, resultan de gran utilidad las guías de personajes que se incluyen en cada libro.
Los ingleses atacan a la Unión desde Canadá. El general Grant acude a combatirlos y en el Sur se queda el general Sherman, con un ejército disminuido en hombres y armamento. Si Grant no logra contener a los británicos en el Norte o Sherman a los confederados en el Sur, los Estados Unidos de América no tendrán futuro. Sólo a duras penas lo van consiguiendo.
En nuestro mundo, una serie de errores tácticos y la poca operatividad tecnológica de la Unión dieron lugar a que la guerra se ralentiazase. Mediada la novela, en cambio, se producen victorias decisivas de la Unión en tierra y mar, que proporcionan gran ventaja a los yanquis sobre sus adversarios.
En cuanto a lo tecnológico, el ingeniero Ericsson no muere prematuramente, vive por más tiempo y un nuevo jefe unionista de logística y suministros da carta blanca a sus inventos, entre ellos los acorazados monitor y diversas armas, entre ellas unos revolucionarios rifles de repetición. En cuanto a lo personal, el titubeante general McClellan es sustituido pronto por un más decidido y audaz general Grant en el Norte y el intrépido general Sherman alcanza un mayor protagonismo en el sur.
El Norte bloquea la Costa del Golfo para impedir que el Sur exporte su algodón y así asfixiarlo económicamente. Los ingleses envían una fuerza para levantar el bloqueo y sus tropas atacan por error posiciones del Sur. El ataque se lleva a cabo con gran violencia, se podría decir que con brutalidad, a lo que los CSA reaccionan igualmente con violencia.
El comandante en jefe del ejército británico es el Duque de Cambridge, que lo era asimismo en la realidad, aunque luchara en otros frentes. No le resta otra alternativa que invadir el territorio de la Confederación y, naturalmente, el Norte y el Sur resuelven sus diferencias y se alían contra el enemigo común.
Desde la cubierta misma de las novelas se observa el interés del autor por los navíos y las batallas navales. En este primer tomo hay una que ocupa gran espacio y a la que concede gran relevancia. Es la famosa batalla de Hampston Roads, sucedida el 9 de marzo de 1862, que fue muy importante en la realidad y va a serlo aún más en la ficción. Fue el primer enfrentamiento entre dos buques acorazados, que suponían entonces toda una innovación naval, en un episodio especialmente caro a Ahlmann.
Lincoln, que poseía mejor armada que Jefferson, había ordenado desde un principio el bloqueo de la costa atlántica de la Confederación y del Golfo de Méjico, por eso su escuadra guardaba la orilla norte de la bocana del canal de Hampston Roads, en Virginia, una salida a mar abierto vital para el Sur. Por otra parte, los CSA eran conscientes de que los USA estaban preparando un acorazado y se esforzaron por adelantárseles.
Cuando los unionistas hubieron de abandonar Norfolk y Portsmouth, al sur del canal, incendiaron los barcos de guerra que no pudieron llevarse para impedir que cayeran en manos de los confederados. Nunca pudieron imaginar que éstos iban a reflotar el USS Merrimac y recubrir su casco de madera medio quemado con gruesas planchas de acero, construyendo así un acorazado, al que dieron el nombre de CSS Virginia. Al mando del capitán Buchanan el navío atacó a la flotilla de la Unión anclada en la bocana norte de la rada para mantener el bloqueo. Casi invulnerable a su fuego, hundió a una gran fragata, que explotó, echó a pique otro barco con su espolón y dejó maltrecho a un tercero, sembrando el pánico entre los restantes.
Pero esa misma noche llegó a marchas forzadas el USS Monitor -el curso de los acontecimientos dependía de que llegara a tiempo-, uno de los barcos más innovadores de todos los tiempos. Era un acorazado ligero, al mando del capitán Worden, que por la mañana del día 9 entró en combate. Lo había diseñado el ingeniero sueco Jhon Ericsson y era un navío más chico, construido de origen con blindaje de hierro, muy maniobrero aunque de escaso puntal, de modo que ofrecía un blanco escaso, con la contrapartida de falta de estabilidad con mar gruesa.
El Monitor había sido botado dos meses antes y aún no estaba terminado a satisfacción de sus constructores, como tampoco lo estaba el Virginia, que todavía llevaba trabajadores a bordo. Hasta aquí la novela coincide con la Historia. En ésta los dos acorazados se enfrentaron a corta distancia durante horas, sin que ninguno de los dos consiguiera infligir daños graves al otro -el barco del Sur perdió el espolón y el capitán del Norte se quedó casi ciego-, hasta que el Virginia se retiró. Sus posteriores desafíos al Monitor nunca obtuvieron respuesta.
En la ucronía, por el contrario, el Virginia es hundido por el superior Monitor, en una confrontación que Harrison describe con perfiles de batalla de naves espaciales, algo así como un steampunk de 1862.
© 2012 Augusto Uribe y Alfred Ahlmann
Harrison, Harry. Stars & Stripes I. S&S Forever, 1998, Del Rey, hardcover, 338 pp.; id., paperback, 368 pp.
Augusto Uribe es doctor en una ingeniería, periodista y tiene otros estudios; ya jubilado, es presidente de una sociedad de estudios financieros. Ha ganado varios premios Ignotus y ha publicado en libros y revistas como el antiguo BEM o Nueva Dimensión, que lo tuvo por su primer colaborador.
Alfred Ahlmann, director de la misión arqueológica española en Turquía, es doctor en Historia, profesor universitario en España e imparte clases en algunas universidades extranjeras: domina varias lenguas. Además de numerosos trabajos profesionales, ha publicado también artículos del género.
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