Barras y estrellas en peligro y triunfantes
Las novelas sobre esta guerra civil superan ya el centenar. Nosotros hemos tratado de Las armas del Sur (The Guns of the South), donde Turtledove, superado pronto el artificio reduccionista de los viajeros en el tiempo, se ocupa largamente de los cambios históricos a que dio lugar la victoria del Sur. También hemos tratado de Lo que el tiempo se llevó (Bring the Jubilee), donde Ward Moore trata preferentemente de los cambios sociales que dicho triunfo llevó consigo.
Y seguimos ahora con la continuación de Barras y estrellas (Stars & Stripes), de Harry Harrison, de quien podríamos decir que se ocupa de los cambios tecnológicos y las consecuencias políticas que acarrearon. El primer libro de la trilogía, S&S para siempre, lo comentamos en la reseña anterior y se reasumiría en ¿qué hubiera pasado si el Imperio Británico, aún escocido por su derrota en la guerra de independencia, hubiera querido intervenir en la de secesión a favor del Sur del algodón?
La acción de Barras y estrellas en peligro (S&S in peril) empieza dos años después de la conclusión de la anterior, con unos ingleses que no acaban de creerse que su ex colonia posea el poderío militar necesario para derrotar al Imperio, por lo que rompen la frágil tregua que habían firmado. Inician la construcción de una carretera en el istmo de Tehuantepec, donde Méjico es más estrecho, para llevar tropas coloniales del Pacífico al Atlántico y atacar a traición posesiones del vecino Sur, en las desguarnecidas costas del Golfo. Los americanos atacan a su vez esta carretera en una guerra de guerrillas y, finalmente, el general Lee ataca a Inglaterra del modo más inesperado y doloroso, pues sus tropas invaden Irlanda.
No es ajeno al éxito del ejército americano la invención y uso del cañón Gatling, que funciona como una ametralladora. Lo encontramos en la cubierta del segundo libro, como en la del primero veíamos submarinos del Sur y del Norte, uno de éstos en primera línea.
Este segundo libro se aguardaba con cierta expectación, pero defraudó un tanto al adolecer de una falta de ritmo que no se daba en el otro. Tiene demasiados personajes y la acción salta continuamente de uno a otro escenario, dando lugar a situaciones que con frecuencia no se cierran del todo o no son del todo coherentes.
Se crea, por ejemplo, una interesante subtrama en la que un personaje histórico, aquel afroamericano que dirigía la oficina antiesclavista de la Unión, viaja a la Confederación para ayudar a unos pobres negros a quienes quiere matar el Ku-Klux-Klan. Intercede por ellos pero mata accidentalmente a uno de los componentes del KKK, que resulta ser el antiguo Presidente de los confederados Jefferson Davis.
Harrison cuida sus cameos, la mayoría de sus personajes son tales y bien recreados en su papel alternativo, mas éste no está históricamente justificado. Davis no era un racista en la línea del general Forrest, era un hombre conservador, como lo podía ser el general Lee, pero de ahí no pasaba. Es una subtrama que prometía, pero que no es coherente con la historia alternativa de la novela y se queda a medio camino de su desarrollo.
La carretera que construyen en Méjico los británicos es otra subtrama que se inicia con mucha fuerza, narrándose con detalle las acciones de la guerrilla, pero que se va diluyendo sin llegar a crear esa empatía con el lector que sí acertaba a crear el primer libro.

Harry Harrison
Es importante, en cambio, y está bien desarrollado en las últimas cincuenta páginas de la novela, la invasión de Irlanda por los Estados Unidos para promover su independencia y devolverles la pelota a los ingleses. Ganan la guerra, por supuesto, y eso les proporciona una tregua. Se trata de un tema grato a Harrison, descendiente de irlandeses y que residió por tiempo en Irlanda, un guiño dedicado a sus compatriotas de adopción.
Los acontecimientos culminan en Barras y estrellas triunfantes (S&S triumphant), aparecido más de dos años después. Tras un armisticio que se firma en Bruselas en 1865, los británicos vuelven a encontrar un pretexto para enfrentarse a su ex colonia, esta vez por sus apetencias de control sobre el algodón de las plantaciones del Sur. La Unión y la Confederación forman ya un solo bando e infligen una severa derrota a sus adversarios, derrota que la aristocracia inglesa no sabe encajar.
La estrategia y las tácticas del ejército común de Sherman, Lee, Grant y Jackson se resumen en lo que después se conocerá como el blietzkrieg y hay que señalar que esta última guerra se desarrolla con enorme crudeza, con unos americanos que poseen unas tropas y un armamento ilógicamente poderosos, hasta el punto de que, como ya hemos anticipado, las batallas parecen más propias de las Guerras Mundiales que de una contienda de más de cincuenta o años atrás.
Al contrario de lo que suele ocurrir en las trilogías, este tercer libro es mejor que el segundo, empezando porque recupera el ritmo propio de una novela de ciencia ficción. Ganó el Premio Nebula de 2003 y se podría leer sin haber leído los precedentes. Harrison debió darse cuenta, o quizá s lo dijo algún colega o lector amigo, de lo que fallaba en el anterior.
En América se producen varios intentos de asesinato del Presidente de los Estados Unidos, que están a uñas y dientes con los Estados Confederados, como si nunca se hubiera dado una contienda entre ellos. Mas la acción principal tiene lugar en la Bruselas del armisticio.
Es una acción muy entretenida, con visos de novela de espionaje. El general Sherman entra en contacto con los rusos, que son los otros grandes enemigos del Imperio Británico, y con la ayuda de algunos de ellos, que han vivido en Inglaterra, y varios de los suyos, hace una incursión al otro lado de la frontera británica en la que muestra cómo podría atacar Londres si así se precisara en el futuro.
No hay tantas subtramas ni tantos escenarios como en el segundo libro. Sólo se dan realmente dos grandes ámbitos, el del Imperio Británico y el de la preparación de la guerra por parte de los Estados americanos, que no son los que la van a iniciar, como no fueron los que iniciaron la anterior. Es curioso que así ocurra, tras haber ganado la confrontación en el primer libro. De modo inverso a lo que sucedió en la Historia real, los norteamericanos no desarrollan un sentido de imperio.
La preparación de la guerra incluye la construcción de varios buques acorazados, que ya habían vuelto a aparecer en la liberación de Irlanda. Uno de ellos es hundido por dos acorazados ingleses, pero éstos y muchos más son echados pronto a pique por los americanos. En la guerra relámpago entran en Londres con el apoyo de los irlandeses y es un buen florón para la obra.
Ya hemos dicho que quienes rigen los destinos del Imperio Británico no saben encajar la derrota. Harrison pinta este imperio como aristocráticamente arrogante y estúpido, en el sentido de que no es capaz de admitir que la tecnología americana puede construir tanques, cañones o buques de guerra iguales o mejores que los suyos.
Desde este punto de vista tecnológico, mientras en el segundo libro apenas si se describían algunos nuevos tanques o cañones, en el tercero están detalladamente desarrollados temas como el de los ironclad, en la línea de la historia alternativa del otro Harry. Si Turtledove es un historiador que escribe libros de Historia, Harrison es un periodista que envía crónicas a su periódico. Su tradición es la del relato de aventuras, lo que en Barras y estrellas se aprecia más que en alguna de sus otras varias ucronías.
Habría que añadir que Ericsson resolvió la navegabilidad de buques como el primitivo Monitor, dándoles un mayor puntal para que no filen por ojo de gato, como fue el triste caso de nuestro Reina Regente: cuando metían la proa bajo una ola se convertían en submarinos que se iban al fondo.
Una parte de la fascinación de los dos primeros libros estribaba en saber cómo iba a funcionar la nación integrada, un interés que se pierde un tanto al resolverse en el tercero. La aportación del Sur queda relegada ante el juggernaut del Norte, que se mueve de forma mecánica y aplastante. Pero, en su conjunto, una más que imaginativa y entretenida trilogía.
2012 Augusto Uribe y Alfred Ahlmann
Harrison, Harry. Stars & Stripes II. S&S in Peril (2000), III. S&S Triumphant (2003), Del Rey, hardcover, 356/256 pp.; id., paperback, 352/304 pp.
Augusto Uribe es doctor en una ingeniería, periodista y tiene otros estudios; ya jubilado, es presidente de una sociedad de estudios financieros. Ha ganado varios premios Ignotus y ha publicado en libros y revistas como el antiguo BEM o Nueva Dimensión, que lo tuvo por su primer colaborador.
Alfred Ahlmann, director de la misión arqueológica española en Turquía, es doctor en Historia, profesor universitario en España e imparte clases en algunas universidades extranjeras: domina varias lenguas. Además de numerosos trabajos profesionales, ha publicado también artículos del género.